El embalse que segó el futuro

Estaba en Riaño trabajando en su negocio como empresario de la discoteca El Roble, dice José Ignacio Fernández Matorra, que fue concejal y alcalde de Riaño. Cada día venían más policías hasta que llegó el día definitivo de los desalojos. “Estábamos viendo tirar las casas sin poder hacer nada». No pensó que ese día fatídico estaba tan cerca ya que dos días antes del 7 de julio habían finalizado unas obras de ampliación de la discoteca. Nunca pensó que se fuesen a iniciar los derribos ya que se iban anunciado cada año durante los últimos veinte años. “La zona nueva que se había estrenado estuvo abierta un solo día». Lamenta que se tardase tanto tiempo en dar una solución ya que pasaron veinte años. “Cuando tenías cinco años se inició todo y veinte años después cuando tenía montado mi negocio y consolidado te lo derriban y te dejan sin nada y en la calle”. Recuerda que se tuvo que sacar poco a poco un nuevo pueblo y así surgieron los primeros negocios. “Hicimos un vivienda con un bajo donde montamos la discoteca. Era un pueblo muy triste, muy artificial», recuerda. Señala que cuando se iniciaran las primeras obras la corporación de entonces aún mantenía la esperanza de que se recuperase, el viejo Riaño y “esos hizo que tuviéramos unos años perdidos».