Diario de León

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Oliegos: música, poesía y fiesta tras 72 años de silencio

El embalse de Villameca inunda las casas de Oliegos, que aún siguen en pie, pero con sus tejados poco a poco derrumbándose.

El embalse de Villameca inunda las casas de Oliegos, que aún siguen en pie, pero con sus tejados poco a poco derrumbándose.

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BELÉN MOLLEDA, (Efe).

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Setenta y dos años después de que Oliegos (León) quedara en ruinas y parcialmente anegado bajo las aguas de un embalse, sus antiguos moradores han regresado hoy para celebrar por primera vez las fiestas patronales de este pueblo, del que se vieron obligados a emigrar por la fuerza.

Fue un 28 de noviembre de 1945, cuando con motivo de la construcción del embalse de Villameca, de la Cuenca Hidrográfica del Duero, los 150 vecinos de Oliegos fueron trasladados a la fuerza en un tren de treinta vagones desde este pueblo a una finca cedida por un marqués para este cometido en Foncastín, en el municipio vallisoletano de Rueda.

Pasadas siete décadas, aquellas gentes, entonces niños, hoy ancianos, han regresado desde Foncastín, junto a sus descendientes y allegados, para celebrar con música y poesía unas fiestas patronales que antaño celebraban en honor al apóstol San Pedro, explica a Efe uno de los impulsores de esta iniciativa, el periodista y escritor Tomás Álvarez.

Las ruinas de Oliegos, sumergidas parcialmente en las aguas del embalse de Villameca, se hallan en la solana de un valle estrecho, solitario y verdeante.

Sus viejas casas de piedra se han desmoronado en gran parte, y en medio de ellas aún destacan los recios muros de la iglesia, en cuya nave crece un poderoso castaño.

La marcha de los vecinos de Oliegos dejó honda huella en la comarca leonesa en que habitaban, La Cepeda.

"Las lágrimas de quienes partieron hacia el sur quedaron como una cicatriz en el alma de los que permanecieron", explica Álvarez.

La iniciativa de retomar las fiestas patronales de Oliegos se fraguó a raíz de que el año pasado, en un encuentro poético en Astorga (León), un octogenario, nacido en aquel pueblo, le dijo a Emilio Castillo, alcalde de Quintana del Castillo, municipio al que pertenece Oliegos: "Cómo me gustaría celebrar un año en Oliegos la fiesta patronal". Así pues, dicho y hecho.

El programa de fiestas es muy apretado, porque los viajeros que llegan desde Foncastín -algunos de avanzada edad- deben recorrer -ida y vuelta- unos 400 kilómetros, explica Álvarez, también concejal del Ayuntamiento de Astorga.

Como homenaje literario a los que se fueron y a los que quedaron, desde el año 2001 se celebra en la comarca en recuerdo a este pueblo anualmente un encuentro poético itinerante, llamado "Versos a Oliegos", en el que poetas y escritores de toda condición, de la zona, de otros puntos de España e incluso del exterior, cantan a la tierra, a sus gentes y a sus vivencias, explica Álvarez.

Con todos los trabajos se edita cada año un libro, testimonio de creatividad y amor a la tierra.

Este año la publicación, coordinada por Armando Ramos y editada por Puente de Letras, incluye 44 textos de distintos autores, entre ellos los poetas Eugenio de Nora, quien fuera fundador en 1944 de la revista poética Espadaña junto con Antonio González de Lama y Victoriano Crémer, además de otros escritores como Ángel Casado. Las imágenes se deben al fotógrafo Luis Miguel Ramos Blanco.

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