«Lo mejor es la alegría de los clientes al llamar a su puerta»

-¿Cuánto tiempo lleva dedicándose a ello? Un año. Quería mejorar mi situación laboral con otro trabajo y acepté la oferta que me hicieron para trabajar como mensajera en MRW. Además, desde hace unos días soy la delegada de esta agencia en la zona, pues al dejarla la anterior propietaria me hice cargo de la franquicia en Villablino. -¿En qué consiste el trabajo que realiza en la agencia? Además de recoger a los clientes los envíos tanto en la agencia como en sus domicilios, soy la responsable de realizar las rutas de transporte. A las 8 recojo la mercancía en Ponferrada para repartirla en la zona y lo que se genera a lo largo del día lo llevo de vuelta a las 7 y media de la tarde. Cuando hay servicios urgentes, los denominados «de hoy para hoy», tengo que recogerlos a las 14,40 horas en Caldas de Luna y llevarlos de aquí a las 12,10. -¿Qué es lo más difícil de este trabajo de mensajería? A mí me gusta mucho, me parece un trabajo muy agradecido que no tiene mucha dificultad. Lo peor es en invierno que con la nieve y el hielo tengo que hacer las rutas independientemente del estado de las carreteras ya que los paquetes tienen que salir y ser entregados obligatoriamente. -¿Cómo está afectando a su trabajo las obras de la C-631 Ponferrada- Villablino? Desde que comenzaron las obras utilizo el desvío de Cerredo por la pista privada del Coto, lo que me está ocasionando más gastos porque el trayecto es más largo. -¿Qué es lo más gratificante de esta profesión? El compañerismo con las personas que se dedican al transporte por carretera, que es algo increíble, y la alegría con la que muchos clientes me reciben cuando llamo a su puerta para entregarle un envío. Este trabajo también me permite estar en contacto con la gente y conocer a muchas personas. -En esta profesión en la que la mayoría de las personas que la ejercen son hombres, ¿se ha sentido discriminada? No, aunque al principio lo pasé mal porque en algunos domicilios a los que iba a entregar un envío no me abrían la puerta al creer que era una vendedora, y eso que llevaba el uniforme. Ahora ya me conocen y no tengo ningún problema en ese sentido, incluso cuando llevo paquetes a las minas, los trabajadores me ayudan a descargarlos de la furgoneta. -¿Cuál es la anécdota más curiosa que le ha sucedido? Una vez vez que iba a recoger un envío a Caldas de Luna llegué tarde, y tuve que ir detrás del repartidor hasta Oviedo.