Los vecinos recordaron cuando la solidaridad era la costumbre

Las gentes de Gordoncillo son animadas por naturaleza, divertidas y con una excelente memoria colectiva, de aquellos tiempos vividos, donde se compaginaba el hambre y la miseria, con el buen humor, la solidaridad entre vecinos y como no, la música, una tónica general a lo largo de todo un siglo en esta localidad, que como a comienzos del siglo XX, hoy se alza en el panorama regional, por sus extensos viñedos. Nicolasa Cantarino, se casó hace 47 años, y recordaba con cariño, como «en sus tiempos» se corría al gallo, una tradición, que desapareció allá por los años 60, pero que acompañó a los muchos mozos y mozas que contraían matrimonio en este pueblo, y que celebraban la tornaboda, al día siguiente de celebrarse las nupcias, recorriendo las calles bailando con un gallo en lo alto de un palo, con su destino sellado en la cazuela. La charla-coloquio que Ana Gaitero y la historiadora, Carmen Fernández ofrecieron en la noche del jueves en Gordoncillo, contó con la presencia de un hombre que guarda las imágenes de décadas de la vida de los pueblos, el fotógrafo, Gil Jiménez, conserva hoy numerosos testimonios gráficos de gentes, paisajes, lugares o momentos que pertenecen a la memoria de los pueblos. A medida que el tiempo pasa, los recuerdos comienzan a aflorar entre el público presente, que primero entre ellos y después para todos, se organiza un improvisado hilorio, donde todos cuentan anécdotas divertidas, o tristes, rememoran viejas historias llenas de amor y nostalgia, y destacan las fiestas que en el pueblo se vivían con más ilusión, San Juan Degollado, la vendimia, y la más original Las ánimas bailarinas.