Diario de León

ÁNGEL GARCÍA EL ÚLTIMO CASTAÑERO DE LA BAÑEZA

«Se va a perder la tradición»

A sus 30 años, Ángel García es el último castañero que queda en La Bañeza. Los tiempos cambian y, como dice, eso de comprar las castañas asadas para, en los bolsillos, calentarse las manos correspond

Publicado por
Alberto Domingo Redacción - LA BAÑEZA.
León

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-¿Cómo va la venta este otoño? -La verdad es que ahora está muy baja. No conozco el motivo, pero la tradición de las castañas asadas se está perdiendo. -¿Cuándo y cómo se introdujo en este oficio? -Llevo cuatro años vendiendo castañas y comencé con un señor de aquí, al que le echaba una manica. Luego pensé que podía continuar yo con esta tradición. -¿Cuántos castañeros quedan en la ciudad? -Ahora mismo, sólo estoy yo. Antes también estaba una señora que, cuando, me parece, se vendía la docena a un real, en la época en la que se manejaban los céntimos de peseta. El caso es que llegó a haber tres castañeros, que yo sepa. -Se limita a vender en la calle o también lo hace en otros lugares. -Preparo el magosto que, todos los años, organiza la AMPA del colegio San José de Calasanz. Es un acto muy bonito, en el que participan entre quinientos y seiscientos niños y catan lo de la castañera... Merece la pena verlo. -¿Qué tipo de gente compra castañas asadas? -Los niños, cuando salen el colegio, pero, sobre todo, gente mayor. Personas que, de niños, las metían calientes en los bolsillos para calentarse las manos y librarse un poco del frío. Es posible que compren para recordar aquellos tiempos. -¿Cuántas castañas puede vender en una temporada? -Entre doscientos y trescientos kilos si viene bien la temporada. Sólo para el colegio empleo noventa kilos y unos ciento diez se pueden vender en el cementerio, por la festividad de todos los santos, en la que es tradicional comprar castañas asadas. -Lo que parece claro es que con el dinero que se obtenga de la venta de castañas en otoño no hay quien viva todo el año. -Además de esto, me dedico a trabajos de albañilería, pintura... pequeñas chapuzas con las que gano lo suficiente para alimentar a mi familia, a mi mujer y a mi hija. -¿Cuál es el secreto para conseguir que las castañas se asen bien? -Unos dicen que hay que hacer unos agujeros en el bombo, otros las asan en una máquina de tren y yo tengo este bombo sin agujeros. El problema de la primera alternativa es que las castañas salen medio quemadas y en la máquina no se terminan de hacer. Con el sistema que yo utilizo salen medio asadas y medio cocidas, pero lo que está claro es que cuanto más calor tengan, mejor. -Castaña del Bierzo, imagino, aunque la venda en La Bañeza. -Sí. La traigo de Tremor de Arriba. -Y este bombo, ¿lo ha construido usted? -Sí, y antes tenía uno más grande, para asar cincuenta kilos de una vez.

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