Las forenses afirman que la víctima puso la mano delante de la cara para protegerse del disparo

El juicio contra el policía nacional jubilado acusado de asesinar a su mujer en Astorga ha continuado esta mañana en la Audiencia Provincial de León con el testimonio de las médicas forenses que se encargaron del levantamiento del cadáver de la víctima tras el suceso.

 

"La víctima puso la mano delante de la cara para protegerse del disparo", han asegurado dos de las forenses, que han detallado que el cadáver se encontraba tumbado boca arriba encima de la cama, de forma lateral, con las piernas colgando. Al respecto, han señalado que "la bala entró por debajo del ojo más o menos, a la altura del pómulo derecho, en una zona vital y fue lo que produjo su muerte al instante".

 

No obstante, han detallado que "el orificio de entrada de la bala fue primero por el dedo índice de la mano derecha y, seguidamente, entró en la región facial", a la par que apuntaron que "la contusión era más grande en el dedo índice que en la región facial". En ese sentido, una de las forenses ha explicado que "la mano la tenía que tener situada delante de la cara y no se me ocurre otra situación que no fuera postura de defensa contra el arma".

 

Asimismo, las doctoras han aseverado que la altura a la que se produjo el disparo fue "prácticamente la misma y la desviación fue muy pequeña" y creen que se realizó a una distancia de entre uno o dos metros, con la víctima y el acusado de pie, uno enfrente del otro.

 

Igualmente, han indicado que la víctima presentaba nueve o diez contusiones y hematomas que "se produjeron en un forcejeo anterior al disparo y los presentaba en las extremidades inferiores y superiores previsiblemente por empujones contra el mobiliario y, otro en el cuello, que puede que fuera por un puñetazo".

 

En estos instantes, el juicio continúa con la declaración de otras médicas forenses que se encargaron de realizar un informe mental al acusado el 29 agosto y 18 octubre de 2018.