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Asturias tiene listo el operativo para sacrificar el primer lobo en Picos de Europa

La dirección del parque defiende el control poblacional

Imagen de la última cacería en el Parque Nacional de Picos de Europa, que se llevó a cabo en abril de 2021. FERNANDO OTERO

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León

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El control del lobo es una herramienta necesaria en las zonas del Parque Nacional de Picos de Europa con ganadería arraigada y con daños acusados, una conclusión de la propia Dirección del espacio protegido que figura en una memoria firmada el pasado marzo, cuando la especie ya llevaba siete meses incluida en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre) a instancias del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco)

De hecho, de acuerdo con los datos que se disponen de los últimos 30 años, se ha podido comprobar que «con una extracción del 20% de su población, de media anual, el área de distribución ha ido aumentando paulatinamente a la par del aumento en el número de camadas y en el número de ejemplares».

Precisamente el Principado de Asturias tiene todo preparado para extraer en Picos de Europa al primer lobo que será abatido desde la inclusión de la especie en el Lespre en septiembre de 2021. Los informes elaborados por la Consejería de Medio Rural y Cohesión Territorial, dirigida por Alejandro Calvo, concluyen en la necesidad de eliminar a un ejemplar . Hace unos días se publicó en el Bopa la autorización para la realización de trabajos de localización y prevención del incremento de daños previos a una extracción de ejemplares de lobo en la zona de Cabrales-Peñamelleras del parque nacional. 

La resolución asturiana quedaba aprobada a expensas de que «por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico se emita el preceptivo informe, no vinculante», y que forma parte del protocolo excepcional para permitir la extracción de ejemplares de la especie protegida.

Según han publicado varios medios de comunicación en los últimos días, el informe ya ha sido emitido por el Miteco y no es favorable al abatimiento del lobo, aunque, al no ser vinculante, no puede ser obstáculo para que el Principado lleve a cabo sus planes.

El Gobierno asturiano es el único de las tres comunidades con territorio en el parque nacional —con Castilla y León y Cantabria— que ha llegado tan lejos para ejercer el control poblacional de la especie por los daños que inflige al ganado. En Cantabria, el Tribunal Superior de Justicia suspendió de forma cautelar las tres autorizaciones aprobadas para la extracción de ejemplares del lobo en tres zonas concretas de la comunidad.

El propio Consorcio del Parque Nacional de Picos de Europa reconoce que desde el punto de vista de la gestión, «el control del lobo es una herramienta que debe de ser utilizada —manteniendo un status de conservación favorable para la especie— en aquellas zonas donde la actividad ganadera aún está muy arraigada y donde los daños son acusados».  

En los informes de seguimiento realizados por el propio parque nacional en los últimos años se recaba que el número de daños por el lobo en el interior del espacio protegido para el período 1986 – 2020 fue de 7.146 animales muertos, lo que representa unas 204 cabezas cada año de media. En Asturias ocurrieron el 59% de los daños, en Castilla y León el 7% y en Cantabria el 34%. El ganado menor (caprino y ovino) es el que ha sufrido el 88% de los daños y el mayor (bovino) el 12% del total de los daños. 

«A partir del año 2005 los daños al ganado mayor aumentan, invirtiendo la tendencia; en los últimos 5 años los daños a menor son del 72% del total y los de mayor el 28%», señala el informe del parque, que añade que «las causas son, por un lado, el abandono paulatino de la actividad de ganaderos de menor y por otro el asentamiento de las 6 manadas» que conviven en el territorio protegido».

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