La demanda es poca y los gastos muchos
Javier Santos, uno de los dos cabreros que quedan en el municipio, decidió hace años ampliar su cabaña a 120 ejemplares. Hoy, la leche que producen no da para pagar los gastos de electricidad de las cuadras, ya que además hay muy poca demanda en el mercado. «Muchos días se la doy a los perros».