Una veintena de familias descendientes de este pueblo se citan en Boñar para conocer esta iniciativa
Renace Utrero, el pueblo abandonado en 1968 para construir el embalse del Porma
«El espirituo de las aguas» quiere convertirlo en un centro de la memoria y la cultura

Familias y descendinetes de Utrero en la reunión celebrada en Boñar.
La asociación «El espíritu de las aguas» de Boñar trabaja en un proyecto que pretende recuperar el pueblo de Utrero que fue deshabitado tras la construcción del embalse del Porma. Bajo el lema «Únete al rescate de la memoria de Utrero» se congregó a una veintena de famililas descedientes de pueblo para presentarles esta iniciativa. Durante el verano de 1967 se oficializó la disolución del Ayuntamiento de Vegamián, al que pertenecía Utrero. Aun así, algunos vecinos de esta localidad permanecieron un tiempo más. Al pueblo se le expropiaron sus tierras de cultivos y le cortaron los accesos. Finalmente, en 1968 las aguas del embalse alcanzaron las fincas de Utero, inutilizándolas, y la última población tuvo que abandonar el lugar ese año. Las familias de Utrero se dispersaron principalmente hacia Boñar, la ciudad de León y otras regiones de España, muchos emigraron a Madrid o Barcelona. Se cerraba así un capítulo de más de mil años de historia de este asentamiento.
Luis Testón natural de Utrero manifestó que la primera de las iniciativas es arreglar el cementerio, el camino de acceso al pueblo que consta de 3.400 metros, la fuente del pueblo que aún se conserva y prepara una fiesta para juntar a todos los del pueblo y descendientes. Posteriormente se irán arreglando casas del pueblo a lo largo de los años para que la gente se pueda juntar y montar talleres. La idea es crea un pueblo taller. Se van a preparar rutas por la zona. Otra de las grandes iniciativas es colocar un puente tibetano de unos 190 metros de longitud desde la peña de Lodares a la peña de Utrero encima de La Calera. Preparar un aparcamiento en Lodares y dispones de una base de bicicletas tanto en Lodares como en Rucayo. «Hoy te invitamos a algo muy grande y profundamente humano que es rescatar su memoria. Estamos reuniendo los nombres, los recuerdos, las fotos, las anécdotas y todo aquello que pueda devolverle el alma a nuestro querido pueblo. Queremos que las nuevas generaciones sepan de dónde venimos. Queremos que Utrero vuelva a ser pronunciado con orgullo y emoción», según la asociación. Lo que se pretende es dar a conocer al visitante es la valoración de la cultura y el paisaje. «Es una manera de integrar a las personas que están en las ciudades y que salen huyendo al campo. Tienen posibilidad de encontrar una forma de vida mejor de contacto con la naturaleza y estructurar los pueblos como escuelas de vida», según Goyo Iturregui miembro de la asociación.
Existen casos en España donde pueblos expropiados para la construcción de embalses, que finalmente no quedaron inundados, han sido rehabilitados gracias a diversos acuerdos y esfuerzos comunitarios como es el caso de Camposolillo que también fue expropiado en la década de 1960 para la construcción del embalse del Porma. Durante años permaneció deshabitado, pero en tiempos recientes ha habido iniciativas para su recuperación, incluyendo proyectos de turismo rural y actividades al aire libre.? La iglesia de Láncara de Luna quedó rodeada por las aguas del embalse de Luna, aunque no fue sumergida. Vecinos y descendientes de la zona han llevado a cabo labores de limpieza y han propuesto convertirla en un museo-memorial que recuerde la historia de los pueblos desaparecidos por la construcción del embalse. Otros ejemplos son los pueblos de Lunaza y Jánovas en Huesca, Ruesta en Zaragoza, El Pla de Font en Lérida o Granadillas en Cáceres. La rehabilitación de estas localidades ha sido posible gracias a diversos acuerdos y colaboraciones entre administraciones públicas, asociaciones vecinales y entidades privadas. En general, los procesos han incluido la reversión de terrenos expropiados a antiguos propietarios o sus descendientes, la cesión de uso de edificaciones a organizaciones para su rehabilitación y gestión, y la inversión en infraestructuras para fomentar el turismo y la actividad económica local.? «Estos ejemplos demuestran que, mediante la colaboración y el compromiso de diferentes actores, es posible recuperar y revitalizar pueblos que, aunque afectados por expropiaciones para la construcción de embalses, no fueron finalmente inundados.», según recuerdan desde la asociación. Se solicitará a la Confederación Hidrográfica del Duero la cesión de uso del pueblo con fines de recuperación. Existen precedentes de cesiones ya que en 1994 la CHD otorgó a CC.OO. el uso de Camposolillo por 100 años.