Diario de León

Las zonas históricas del lobo registran menos ataques y aceptan mejor a la especie

Un estudio vincula la presencia del mastín en rebaños de León a la mejor coexistencia con el ganado

Los ganaderos de las zonas de montaña defienden que la presencia del mastín es fundamente en los buenos usos de pastoreo.

Los ganaderos de las zonas de montaña defienden que la presencia del mastín es fundamente en los buenos usos de pastoreo.jesús

María Carnero
León

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El estudio Tierra de lobos, escuela de pastores: la importancia del conocimiento pastoral en la convivencia con los grandes carnívoros, publicado en la prestigiosa revista Ecosystems and People, ha demostrado que el conocimiento ecológico tradicional de los pastores puede ser clave para reducir los conflictos con los lobos y facilitar su coexistencia con la ganadería extensiva. Este minucioso trabajo de investigación ha sido liderado por el Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA-CSIC) y el Centro Internacional de Estudios de Derecho Ambiental (CIEDA-CIEMAT), con la participación de la Universidad Miguel Hernández de Elche, la Universidad de Zaragoza y la Universidad de La Laguna,

Para comprender mejor las condiciones de la convivencia entre el lobo y el pastoreo, los investigadores han realizado entrevistas a ganaderos y pastores de tres regiones españolas con diferentes niveles de presencia del lobo: una zona con presencia ininterrumpida de la provincia de León, otra de recolonización reciente, en el norte de Soria y sur de La Rioja, y una tercera con presencia esporádica también en la provincia de Soria. Los resultados muestran que, en las áreas donde el lobo nunca ha dejado de estar presente, como ocurre en León, con una población estimada de 54 manadas, en comparación con el mantenimiento de los conocimientos tradicionales asociados al manejo ganadero, como el uso de perros mastines, el oficio de pastor y el guardar el ganado por las noches, ha favorecido la coexistencia de sistemas de pastoreo extensivo con los lobos. Esto queda patente en los relatos de algunos pastores, quienes comentan que «si hay un jabalí enfermo o un corzo herido, el lobo se lo comerá y así elimina enfermedades del campo». También inciden en los perros. «Teniendo buenos mastines, no me preocupan los lobos. Tengo siete mastines, porque también quiero que exista el lobo, porque si no hay lobos no habría mastines», comentan. Por el contrario, en regiones en las que el lobo había desaparecido y ha regresado recientemente, como en determinadas zonas de Soria, la pérdida del conocimiento tradicional ha llevado a una menor tolerancia hacia los lobos y a una menor apreciación de los beneficios que proporcionan., según destaca el estudio.

De hecho, las áreas donde los grandes carnívoros están continuamente presentes tienen niveles de depredación más bajos que aquellas donde han recolonizado recientemente en los últimos 50 años. Además, las zonas con mayor daño causado por el lobo son aquellas donde abunda la ganadería extensiva y donde se ha producido una reciente recolonización por el lobos. Es precisamente estas zonas donde más reacios se muestram a implementarlas los usos tradicionales de pastoreo, ya que creen menos en su eficacia.

Los investigadores destacan que recuperar e implementar estos conocimientos tradicionales en políticas, como PAC, la Ley de Restauración de la Naturaleza o la Estrategia Nacional para la Conservación del lobo del Ministerio, podría ser esencial para mejorar la coexistencia entre el lobo y la ganadería extensiva.

«No hay relevo generacional y no hay gente que conozca el oficio de pastor»

Los 21 entrevistados para el estudio, siete por área, expresaron preocupaciones idénticas sobre la baja rentabilidad económica de su trabajo, la falta de reconocimiento social de su trabajo, los obstáculos burocráticos o la falta de relevo generacional. «No hay relevo generacional y no hay gente que conozca el oficio de pastor. Y hay que conocerlo, sobre todo en los puertos de montaña. Es duro. Si lo conoces, es bonito, pero es duro», destaca uno de ellos.La mayoría de los encuestados en el área reconolizada (85,7%) habían sufrido ataques, mientras que solo unos pocos encuestados en las áreas históricas del lobo, en este caso León, habían tenido ataques que fueron anecdóticos y que ocurrieron hace mucho tiempo o solo una vez.De ganaderos encuestados de León, el 83,3 % de los encuestados percibió algún beneficio asociado a la presencia del lobo, como el control de enfermedades y la regulación de la abundancia de ungulados, lo que refleja su conocimiento técnico sobre el papel ecológico de los lobos. En las zonas recolonizadas, esta percepción positiva fue escasa o inexistente. Así, mientras que todos los ganaderos de la zona de la zona leonesa consideraban posible la coexistencia de ganado extensivo y lobos basándose en su conocimiento técnico, en las otras dos zonas creían que era imposible o solo posible bajo ciertas condiciones, como el control de la mortalidad del lobo.En las áreas recolonizadas y esporádicas, los entrevistados no reconocieron ninguna ventaja de la presencia de lobos, lo que resalta el contraste entre el conocimiento técnico y los roles ecológicos de los lobos. «El lobo es el animal más malvado que existe para los humanos porque vive de ellos. Es un depredador que vive a costa de los humanos», destacaba uno de ellos.Sin embargo, los de las áreas de presencia ininterrumpida de lobos, pusieron en valor los servicios de regulación que brindan los lobos y no querían que desaparecieran. «Si no fuera por los lobos, los puertos de montaña estarían llenos de corzos, jabalíes, rebecos y ciervos», relatan.Para las zonas con menos presencia de lobo, los daños emocionales por los ataques son mayores. «Un ataque te causa un daño psicológico tremendo. Y ni la Administración ni nadie te compensa. Ves animales que amas y que los lobos han destruido. Es muy doloroso», explica. Sin embargo, los de la zona de León afirman no están preocupados. «Tenemos buenos mastines», afirman.

Solo el 9% de los ataques de CyL, son en León, la provincia más lobera

Ávila aglutina el 30% de los ataques del lobo al ganado en Castilla y León, con 1.267 en los que murieron 1.525 reses y 37 resultaron heridas. A continuación, están la provincias de Zamora, con 637 ataques y 637 animales muertos, y Segovia, 687 ataques. Sin embargo León, la provincia con una mayor población de lobos, representa el 9% de los ataques, con un total de388 y 568 reses muertas, según datos de la propia Junta.

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