Val de San Lorenzo, el resurgir cultural y demográfico de un pueblo
En el municipio se han cerrado en un año nueve ventas de vivendas para primera residencia

Vista exterior del Epicentro Cultural Maragato del Val de San Lorenzo.
A Val de San Lorenzo se le conoce por su artesanía textil. Sus mantas son de sobra reconocidas y su lana todo un reclamo hasta de la industria más selecta. Pero es también epicentro cultural y una muestra de que el mundo rural puede crecer a pesar de todo y aunque sea gota a gota, porque aquí todo va más despacio.
En este pueblo maragato se han cerrado nueve ventas de casas para primeras residencias en un año, una cifra que da buena cuenta de su resurgir demográfrico. «El padron municipal va aumentando, aunque no lo refleje el INE», explica el alcalde, Luis Alfonso Cordero. Aún así, asegura que el tema de la vivienda sigue siendo complicado. «No es fácil porque desde el Ayuntamiento no solucionamos nada comprando una casa, arreglándola y alquilándola; lo que necesitamos es que se mueva el mercado inmobiliario», añade.
Como ocurre en muchos otros pueblos, hay muchas casas cerradas que ni están habitadas ni tampoco salen al mercado ni de alquiler, ni de venta. Ese poco movimiento es lo que estanca al sector en el mundo rural. Pero esta realidad no empaña otra del lado contrario: «Éste es un municipio ideal para una familia porque tiene todos los servicios: ludoteca, colegio, guardería...».
Al margen del plano demográfico, otro aspecto en auge en este municipio que componen tres pueblos es el cultural. Además de sus conocidos museos del Batán y La Comunal, aquí la cultura tiene su tirón. La Maragatería cuenta con un nuevo epicentro cultural en Val de San Lorenzo. La antigua casa de cultura de la localidad se ha convertido en un lugar de encuentro e intercambio de ideas. Un escenario de actividad cultural y asociativa del pueblo y de toda la comarca que luce ahora una nueva imagen gracias al acondicionamiento llevado a cabo por la multinacional Ikea, pero lo más importante es su valor cultural, pues el objetivo, además de conservar sus tradiciones, es aportar ideas nuevas y servir de escenario para cursos y talleres como el de elaboración de borlas para las castañuelas o el de cojines que ya se han celebrado.
Val de San Lorenzo ha sido uno de los ganadores del premio Proyecto Reactivadores que pone en valor espacios con carácter social o cultural en el medio rural y pertenece también, desde hace más de un año, a Hola Pueblo, la plataforma que conecta a personas que quieren instalarse en el medio rural y emprender, lo que ha dinamizado y dado visibilidad al Val.
En el nuevo Epicentro Cultural Maragato las paredes hablan de la historia de la zona. Cuadros del Carro Chillón con un siglo de antigüedad o del Puente de las Ánimas, fotos de la Escuela de Cerámica de Moncloa en 1926 cuando llegaron hasta aquí recomendados por el mismísimo Sorolla y pasaron una semana retratando a los lugareños a quienes pagaban tres pesetas a cambio. Todo eso se puede apreciar en su decoración, que se mezcla sin problema con la modernidad de los muebles y donde tampoco falta el color azul añil típico de la zona.
En la Maragatería hay mucha cultura y «aquí se invita a la gente a reunirse para que vivir en un pueblo no suponga no contar con espacios adecuados», señala Cordero.
Y justo encima, la biblioteca, otro punto de encuentro que pone de manifiesto que no se puede salir de casa con la única excusa de ir al bar. Un ejemplo de cómo resurge cultural y demográficamente un pueblo.

Biblioteca de Val de San Lorenzo.
Biblioteca de Val de San Lorenzo

Biblioteca de Val de San Lorenzo.
Objetos tradicionales de la Maragatería

Biblioteca de Val de San Lorenzo.
Cuadros con la historia de la zona

Biblioteca de Val de San Lorenzo.