Huellas del tiempo pasado

El apretado cinturón de las vetustas murallas astorganas, originadas en su primitiva versión allá por el siglo I de la era cristiana, ha sufrido lógicamente numerosos avatares urbanos y arquitectónicos durante el transcurso de todo este tiempo. No obstante, desdentadas y maltrechas en algunos de sus tramos, aún constituyen una de las principales señas de identidad de la ciudad gracias a su testimonio de tiempos pasados en el espacio presente. Referente inevitable en las conversaciones de café dedicadas al devenir del día a día, en el año 1903, por ejemplo, la prensa escrita de la época relacionaba la llegada del invierno con la cerca protectora trazada por los soldados romanos: «el frío se mete murallas adentro y hay que ponerle blindaje de capas y gabanes, estufas y braseros». Por esas curiosidades de la historia, casi un siglo más tarde las viviendas ubicadas en la avenida de las Murallas serían las primeras en recibir el gas natural. No son las únicas novedades científicas aplicadas a nuestras viejas murallas, dedicadas en otros casos a tratar de conocer con mayor precisión su primitivo trazado. En la primavera del año 2001 la empresa británica Interkonsult Limited realizaba un estudio con geo-radares para establecer por medio de ondas el perfil de la muralla romana originaria, construcción que según los arqueólogos podría discurrir unos dos metros por debajo del adoquín del paseo Blanco de Cela, y retranqueada con respecto a la muralla que se conserva, fechada a finales del siglo III o principios del IV. Si hablamos de curiosidades relacionadas con la muralla y cuya memoria se ha ido perdiendo poco a poco entre el polvo del tiempo, debemos mencionar obligatoriamente al castillo de origen romano que también tuvo la ciudad. Una construcción de imponente y legendaria presencia que, a causa de la heroica negativa de los astures, se salvó de la demolición generalizada ordenada por el caudillo Witiza para todas las fortalezas del reino. Su importancia histórica queda patente en la magna obra Recuerdos y Bellezas de España, donde se afirma con respecto al castillo romano de Astorga: «En el siglo XIII aún pudo ser admirado como uno de los mejores castillos leoneses, con muros terraplenados, cubos almenados, entrada ya de aire gótico, con inscripciones y escudos».