Diario de León

Libros, folletos y otras publicaciones marcan los cinco siglos de vida de este sector en la ciudad

Una historia bajo el sello de la imprenta

Hablar del arte de imprimir en Astorga es hacerlo de una buena parte de su historia. Diarios, revistas, libros y otra serie de publicaciones han p

Publicado por
Miguel Angel Tranca Redacción - ASTORGA.
León

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La relación entre la ciudad y la actividad de impresión tiene sus orígenes a mediados del siglo XV con la entrada en escena de la Imprenta Zamora. Precisamente los documentos hablan de un hombre, Agustín de Paz, originario de Zamora que en el año 1545, precisamente el 19 de febrero, hizo un alto en la ciudad para la impresión de 750 misales y 700 manuales. Dos años más tarde, en 1547, imprimió en la capital maragata la obra titulada Thesaurus Angelorum, compuesto por Francisco de Evia. Acerca de esta obra se dice en la Biblioteca Americana que «fue impresa de los Ángeles en la muy noble Ciudad de astorga, de las más antiguas de España e acabose de imprimir a costa e por industria del honrrado varon Agustín de Paz, impresor de libros, a cinco días de Enero de MDXLVII». La estancia de este afamado impresor no fue muy amplia en Astorga ya que en 1550 se habla de su presencia en la localidad gallega de Mondoñedo para posteriormente trasladarse a Santiago y Oviedo. Dieciséis años más tarde de la llegada del primer empresario impresor a la ciudad se tiene constancia de otra imprenta. Precisamente dicha aseveración tiene como refrendo un documento del mismo año. Se trata de una escritura contrato del Obispo Diego Sarmiento de Sotomayor y el Cabildo Catedralicio con Gonzalo Pérez del Peso, vecino de León y Antonio de la Calzada, de Astorga «imprimidor», por el cual ambos se obligaban a hacer la impresión de mil misales para las parroquias de la Diócesis a 19 reales y medio cada uno. El citado documento lleva fecha de 17 de octubre de 1561. Precisamente a la escritura del contrato van unidos dos trozos de papel impresos en diferentes tipos, como muestra del trabajo que se comprometían a dar por hecho. Éste debió realizarse con suficiente diligencia puesto que unos meses más tarde, el 9 de marzo de 1562, uno de los encargados de la impresión, Gonzalo Pérez del Peso autorizaba o daba poder a su consocio para que cobrase al Cabildo el importe de dicho trabajo. Años más tarde, aparece en la ciudad otro impresor, Pedro Cousín, en este caso con una extensión en el tiempo más que notable. En ese año se habla de dos nuevas publicaciones, una titulada Selectarum interpretatorum, de Francisco Sarmiento de Mendoza, y otra del mismo autor, en este caso con el nombre de Defenssio libelli de Reditibus Ecclesiasticis. Siete años después vio la luz bajo el sello astorgano la obra De Gloria et perfectione per Alphonsum Messia. El desarrollo de la imprenta había alcanzado ya en la capital maragata dimensiones más que notorias y a lo largo de los años venideros otra serie de empresarios y de autores unieron sus caminos para desarrollar una amplia producción que hoy en día aún se conserva en diferentes archivos y bibliotecas. Un siglo brillante De todos estos años pasados cabe destacar también el auge que la imprenta tuvo en el siglo XIX con nombres como Antonio Gullón, en cuya imprenta se realizaba el Boletín eclesiástico, Juan Alonso Susano, también afamado impresor. A ellos se unieron Lorenzo López, fundador de una imprenta que posteriormente tuvo en su hijo a uno de los más afamados de la ciudad, Porfirio; Nicesio Fidalgo (en 1890) y González Revillo (ya en 1904). Posteriormente entraron en escena otra serie de imprentas en un desarrollo que hoy en día se complementa con las existentes en la ciudad, eso sí, con un desarrollo distinto aunque conservando las raíces de los primeros empresarios de este gremio en la ciudad.

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