Una invasión germánica muy pacífica

Llegaron a media tarde, a bordo de diecinueve autocares, hablando alemán y con conchas de peregrino. En minutos, desplegaron una auténtica ciudad ambulante para setecientas personas, con discoteca, horno para el pan y enfermería. Es la curiosa manera en que está celebrando el cincuentenario de su fundación el colegio católico de Santa Úrsula, ubicado en la ciudad alemana de Attendorn, que realiza el Camino de Santiago con todos sus alumnos y un grupo de personas de apoyo entre los que se encuentran médicos, enfermeras, intérpretes, sacerdotes y profesores del centro escolar. Todos los estudiantes realizan tramos a pie hasta completar el total del trayecto del Camino de Santiago en etapas realizadas por relevos de unos trece kilómetros. Los escolares alemanes se han costeado este viaje pagando la cantidad de 328 euros cada uno. Para desplazar a este gran número de colegiales también se utilizan varios camiones articulados de gran tonelaje, algunos de ellos frigoríficos, en los cuales viaja la comida y la bebida, así como una cocina industrial y un horno de panadería que surte cada mañana de 3.000 panes a la expedición. Para sus ratos de ocio al llegar a los lugares de acampada disponen también de una discoteca móvil, situada en otro camión con luminotecnia incluida. Para poner en marcha todo este campamento se necesitan setenta personas, que al igual que ocurre con un ejército en movimiento, son las encargadas de la logística para el grupo. Los 597 alumnos que participan en esta peculiar peregrinación a Santiago son casi todos los que acuden al Colegio de Santa Úrsula, con edades comprendidas entre los 10 y los 17 años. Todos ellos comenzaron el día 1 de junio en Roncesvalles las etapas que les llevarán a culminar su propósito el día 9 en Santiago de Compostela. Según el director de la escuela, Georg Geers, «hemos querido realizar el Camino como medio de reflexión sobre los años vividos y para planificar los años que vendrán a modo de encuentro entre todos. Por ello realizar esta peregrinación es lo ideal para encontrarnos». También opina que «el viaje promueve entre estos escolares valores y virtudes como el compañerismo, la solidaridad, la amistad, la responsabilidad, el ayudarse y compartir entre todos los buenos y malos momentos de cara a futuras experiencias en la vida». El director se mostró convencido de que repetirán la experiencia dentro de siete años, «si no surgen problemas graves y si los alumnos quedan satisfechos con la experiencia». «Dará igual si es Año Jacobeo o no», puntualizó.