Diario de León

| Reportaje | De la necesidad a la fiesta |

Castrocalbón recupera la matanza

El Ayuntamiento y la Asociación Los Casares vuelven a introducir el sacrificio del cerdo para evitar que se pierda un acto del que dependía la alimentación de la familias

El último trabajo que se realizó ayer fue colgar al animal para el oreo de la carne

El último trabajo que se realizó ayer fue colgar al animal para el oreo de la carne

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Alberto Domingo - la bañeza
León

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Castrocalbón recuperó ayer la matanza popular del cerdo. El acto se había conmemorado en años anteriores como una comida de hermandad, sin el sacrificio del animal. Pero ayer la conocida como plaza de la Sirenita de la cabecera del municipio hizo las veces de improvisado matadero de estilo tradicional, con un banco cuyo aspecto revela que han sido innumerables los marranos que han terminado sus días sobre él. La mañana amaneció fría, con la niebla meona que ha caracterizado esta semana, pero con la temperatura de ánimo suficiente para pasar un fin de semana de fiesta, ya que la jornada del sábado se prolongó hasta bien entrada la madrugada, con una cena, y hoy culmina la matanza con la degustación de los coscarones , fruto de la matanza. Así, lo que llegó a ser un acto de supervivencia en los pueblos se ha convertido ahora en una fiesta. Alrededor de 130 vecinos del municipio se inscribieron a la comida y cena programados con motivo de la Matanza Popular, según informaba el alcalde, Benigno Pérez, en un año malo para participar en la celebración ya que siempre se ha programado para el fin de semana situado entra la Nochebuena y el fin de año, con el fin de que puedan participar quienes pasan la Navidad en el pueblo. Sin embargo, la coincidencia de fechas que se ha producido este año ha impedido fijar otra fecha. Al son de la dulzaina También hay que señalar que la matanza se celebra cada año en una localidad del municipio y que quienes desean participar en los banquetes previstos pagan una cuota que este año se fijó en 8 euros. La organización corre a cargo del Ayuntamiento y la Asociación de Mujeres Los Casares. Ya antes del mediodía, los dulzaineros de Castrocalbón -Emilio Lorenzo, Sin Barrio, Pepe García Turrado y Dori Lobato- animaban con su música a quienes desafiaron al frío para presenciar la matanza en una plaza en la que la sirenita cuya estatua muestra aún los adornos del tiempo navideño, de manera que el personaje -mitad mujer, mitad pez- ha pasado los últimos quince días disfrazada de Papá Noel. Músicos y espectadores esperaban el inicio del ritual junto a una hoguera, prendida en plena plaza, cuando apareció Julio Vidales vestido de peregrino jacobeo, dando un toque carnavalesco a la escena. Poco después se sacó al cerdo, un macho de unos 170 kilos, de la cochiquera y a tirones y entre sus chillos se le sacó a la calle para matarlo como se hace aún hoy en las casas, con la novedad del disparo de aire comprimido que evita sufrimientos al animal, pero que los que impide que sangre como si la causa de la muerte fuese sólo el degüello, porque «la sangre la echa la vida», se comentaba. El alboroto que precede a la muerte se esfumó rápido y lo demás fue el coser y cantar de hasta seis matarifes, que convirtieron al animal vivo en una canal de carne, colgada a escurrir hasta el lunes, día en el que se procederá al despiece del animal. Hay que señalar que la piel del cerdo se chamuscó con haces de paja, sustituidos ya en muchas casas por el soplete. Las socias de Los Casares repartieron chocolate con bizcochos entre quienes siguieron la matanza y los aficionados a los espirituosos pudieron degustar, además, una copa de orujo. «Una técnica que se olvida» El alcalde, Benigno Pérez, destacaba ayer la posibilidad de que la matanza en las casas desaparezca con el transcurso del tiempo, ya que «son nuestros padres los que saben hacerla, a nosotros nos suena un poco y nuestros hijos casi no la conocen. Si no es por actos de este tipo, la matanza, tal y como se ha hecho en las casas de los pueblos, dejará de hacerse», señaló Pérez Cenador, que destacaba el «escaso coste» que suponen los actos para el Ayuntamiento, al haberse establecido un precio para la comida y la cena. El regidor también bailó al son de la dulzaina, durante los prolegómenos del rito de la matanza, como la han bautizado en Castrocalbón. En Castrocalbón se comió ayer el tradicional cocido de garbanzos y carne de cerdo y hoy se degustan los coscarones , que, pese a lo que pueda parecer, son dulces.

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