Educación se escribe sin «h»

Que más de medio centenar de niños del colegio de Puente Almuhey se hayan quedado sin clase por el supuesto enfrentamiento de profesores, supuestos maestros de la palabra (ludi magister, que diría Cicerón) tiene que llevar a muchos a reflexionar que la educación no se escribe con «h». De haraquiri, el suicido de la palabra. De haragán, el trabajo en el olvido. De hurtadillas, yo camino en el sofá mientras otros lo hacen a plena luz. De homónimo, contigo para algunas cosas y sin ti para otras. De horma, aquellas de tus zapatos. De hediondo, que quien moleste se mude en «h» de híbrido para sobrevivir. De hila, que es cotilleo más que tertulia. De Harón, que de esclavo llegó a faraón. Para quienes les guste disfrutar con la «h» deberían de saber que la educación a veces si se escribe con otra supuesta «h». La de hablar, que lleva parejas el conversar, razonar, dialogar, platicar y que es don que muchos no debería de haber puesto sólo en las manos de los padres del colegio de Puente Almuhey. Lo sucedido en este colegio tiene que llevar a todos los responsables de la administración, a profesores en su totalidad y a padres, a ver que el camino tiene que ser el diálogo. Debatir y ceder cada uno en la parte que le corresponde, desde su sitio de trabajo, sin desdeñar lo que otros tienen que decir. Si para ello tienen que encerrarse juntos en un cuarto semioscuro, horas y horas de plática. ¡Sea pues!. Siempre será eso mejor que estar jugando con la educación y el futuro de unos «niños».