Bailes a la Virgen de las Angustias para que cuide de los campos

Los vecinos de Pobladura de Pelayo García honraron un año más a su patrona, la Virgen de Las Angustias. Una sola frase refleja el sentir y el sentido de la fiesta: «Protege nuestros campos Señora». Y es que en un pueblo eminentemente agrícola y tan dependiente de los hados divinos para obtener buenas cosechas no podía faltar una celebración como ésta en la que la leyenda y el fervor y sentimiento religioso se confunden. Si normalmente se pide a la Virgen que llueva para saciar los campos, hay años como éste en que la petición es la contraria dada la abundancia de lluvias en las últimas fechas y que mantiene las labores agrícolas muy retrasadas. Por tradición Dice la tradición que allá por 1810 una joven de la localidad enfermó gravemente y pidió a la Señora ser sanada. Y así ocurrió. Desde ese momento, el pueblo entero decidió celebrar una fiesta en agradecimiento y honrarla también con sus bailes. De este modo nacieron fiesta y danza, que desde entonces han caminado unidas. Muchos hijos del pueblo diseminados por las más variadas latitudes no se pierden cada año la celebración y hacen un hueco en sus agendas para estar presentes ese día en el pueblo que les vio nacer. El día comenzó con una misa a la que acudieron las autoridades municipales. Por la tarde tuvo lugar el acto central: la procesión, que partió de la iglesia de Pobladura con la imagen de Las Angustias a hombros de lo vecinos y recorrió las calles. Delante, el grupo de danzas de Pobladura compuesto por 16 danzantes y tres birrias iba abriendo camino. Los danzantes representan a los ángeles y los birrias a los demonios que con sus juergas y desplantes tratan de confundirlos en sus bailes. Pero al final el bien se impone sobre el mal y los birrias ruedan por el suelo.