Diario de León

Las instituciones se comprometen a no dejar desaparecer una especie única en el mundo

La asociación de criadores alerta de que sólo quedan ya 3.000 gallos de pluma

La Junta promete establecer las ayudas para hacer frente a la prevención de la gripe aviaria

Un momento de la reunión que se celebró ayer en la localidad de La Vecilla entre Junta y criadores

Un momento de la reunión que se celebró ayer en la localidad de La Vecilla entre Junta y criadores

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J. A. Barrio Planillo - corresponsal | la robla
León

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El director de Agricultura de la Junta de Castilla y León, Baudilio Tomé, y el jefe del servicio para la provincia de León, Fidentino Reyero, mantuvieron ayer una reunión con la Asociación de Criadores de Gallo de Pluma de León, que preside Tomás Gil, para solventar de la mejor forma posible las repetidas protestas que ha manifestado este colectivo reiteradamente. Una vez más ayer, y en palabras de su presidente, se aseguró que el gallo se encuentra en peligro de extinción y el ejemplo resultó claro: «Ya hay menos de 3.000 ejemplares en las granjas, porque se han criado por debajo de la media, debido al problema de la gripe aviaria, que también ha influido en cuestiones de estas características». Gil exige ayuda humana y económica a las instituciones para la revalorización de esta especie única en el mundo. Los responsables de la administración expusieron que desde la Junta ya se dispone de la vacuna actualmente, pero es necesario dejar claro que tampoco es necesario adelantarse en el tiempo a los acontecimientos, y que mejor que anticiparse en la vacunación de los animales es esperar a que pase algo de tiempo, ya que actualmente, no se distingue del gallo infectado y el vacunado. Cierta sorpresa En cualquier caso, sí se expresó una cierta sorpresa por el hecho de que al acabar la reunión, tras visitar una explotación del Curueño, se pudiera comprobar que las circunstancias que concurren en la actualidad son las que ha manifestado la asociación, por lo que se adoptarán las medidas oportunas para la protección de la especie. Reyero y Tomé entienden que es necesario tranquilizar a los criadores. Se ofreció el apoyo incondicional y la ayuda en forma de subvenciones que se estime conveniente, para que se pueda hacer frente a la situación. También se dejó claro que sólo con que se produjera un caso de gripe aviaria en un entorno de cinco kilómetros cuadrados aproximadamente, habría que sacrificar todas las demás aves de la zona aunque no estén infectadas.

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