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Villamorisca exige a la junta vecinal el arreglo de las antiguas escuelas

Publicado por
j. m. c. | corresponsal - villamorisca
León

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Los vecinos de Villamorisca llevan varios días protestando por el abandono en el que se encuentra el pueblo y exigen a la junta vecinal que arregle las antiguas escuelas, se mejore el abastecimiento de agua a las viviendas y se coloque iluminación en la calles. Los jovenes han colocado varios muebles en una de las fincas del presidente de la junta vecinal donde realizan sus reuniones ante la imposibilidad de hacerlo es las escuelas que desde el año 2002 llevan reclamando que se arreglen, por el estado de abandono en el que se encuentran. La protesta juvenil se ha visto refrendada por los mayores, que además han recordado que el pueblo de Villamorisca cuenta con mucha carencias y entre las principales está el agua que llega a faltar muchas veces y sale sin presión. «Tenemos que poner motores en las casas para que el agua salga con presión y podamos utilizar las lavadoras y lavavajillas», señala una de las vecinas. A esta problemática hay que unir que el pueblo carece de un alumbrado, dado que tan sólo tiene un par de puntos de luz «cuando el resto de los pueblos del municipio de Valderrueda tienen ya un alumbrado digno», dice un vecino. Lamentan que desde la junta vecinal no se hayan molestado en demandar obras para el pueblo y buscar subvenciones tanto de las administraciones como de los fondos miner. «Sólo estamos pidiendo vivir con un poco de dignidad y contar con los mismos servicios que otros pueblos que disponen de unas escuelas acondicionadas, de agua y de alumbrado», puntualiza una de las jóvenes que portaba una pancarta en la que reclamaba estos servicios a la junta vecinal. Uno de los mayores grados de malestar de los vecinos es que se argumente desde la junta vecinal que con el verano llegan los veraneantes y los problemas. A esto señalan que son hijos del pueblo, que han invertido en arreglar y construir nuevas viviendas por las que pagan sus impuestos y que han causado que se triplique la población y que como ciudadanos tienen unos derechos que no están dispuestos a perder. «Te has tenido que ir a trabajar fuera y oyes que los pueblos se quedan sin gente y cuando regresamos, aunque sean por unos meses, nos encontramos que la junta vecinal ni siquiera se molesta en pedir subvenciones para arreglar el pueblo y por contra se malgasta en un presupuesto en jardín o en unos árboles que no han prendido. Da la sensación que quieren que nos vayamos», se lamentan.