Diario de León

De la devoción al mercado

La fiesta de la patrona de la Maragatería vuelve a llenar Luyego de fieles que, además de besar a la Virgen, pudieron comprar desde ajos y castañas a ropa en más de 200 puestos

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Alberto Domingo - luyego de somoza
León

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La devoción y la feria se unieron un año más en Luyego de Somoza, en la fiesta en honor de la patrona de la Maragatería: la Virgen de los Remedios, que volvió a dejar su coqueto santuario, para, escoltada por los hijos del pueblo, vestidos con el traje típico de la Somoza, y al son de la flauta y el tamboril, a cargo de Maxi Arce, recorrer las calles del pueblo. Las misas se sucedieron desde las nueve de la mañana hasta la una de la tarde. Esta última, la más solemne de todas por tratarse de la del desfile, con canto del ramo al final de la celebración litúrgica. Entre los oficios, los peregrinos guardaban cola para besar a la imagen, ofrecían velas y adquirían recuerdos del santuario (rosarios, llaveros, imágenes, etcétera). En los alrededores del santuario, los comerciantes mostraban sus mercancías: desde los frutos del tiempo, como castañas, avellanas y nueces, hasta textiles, antigüedades, artesanía e incluso pintura. La Virgen Maragatina salió de su santuario precedida de la cruz, su estandarte y el ramo, a los que seguían los arcos de flores -que simbolizan su protección sobre los fieles-, portados por las jóvenes maragatas. Detrás de ellas, los hombres, la imagen, flanqueada por banderas españolas, y un grupo de maragatas que entonaban, entre otros cantos, el Salve, Cándida Paloma . Fieles y curiosos cerraba la comitiva. La Virgen de los Remedios entró al santuario pasando bajo los arcos y, a continuación, se celebró la misa. A su término y tras entonar el canto del ramo, de nuevo el tamboritero musicalizó los bailes maragatos. Buena temperatura La niebla y el sol rivalizaron por presidir el acto principal de la fiesta, que, al margen de que las nubes cubrieran el cielo o se abrieran claros, gozó de una agradable temperatura este año, que contrasta con el frío habitual de la época, que acompaña a los romeros otros años. Según indicó el pedáneo de Luyego de Somoza, Generoso Fuertes, alrededor de 200 puestos de venta se habían instalado para la romería de los Remedios en diferentes calles del pueblo. La cuenta es fiable, ya que la junta vecinal cobra a cada uno de los tenderos un euro por metro lineal que ocupa. El gran mercado en el que se convierte el pueblo atrae a un numeroso público y se hace difícil transitar por las calles que ocupan los puestos. Pese a la variedad de artículos las avellanas o perdones y el pulpo continúan siendo los productos tradicionales de la romería. Imagen barroca La Virgen de los Remedios se talló en 1628 por encargo de Pedro del Otero y su mujer, Catalina de San Pedro, Simón Viejo y María del Rabanal al artista Gabriel González, natural de Robledo de la Valduerna, afincado en Astorga. De estilo barroco, con reminiscencias manieristas, existe la duda de si representa a la Inmaculada o a la Asunción En 1773 se levantó acta de la milagrosa curación, atribuida a la Virgen de los Remedios, de la ceguera, que sufría el sacerdote Manuel Soto y Macía a los 80 años. El presbítero había perdido la vista a los 20. El hecho extendió la devoción a la imagen en la comarca e incluso fuera de la provincia. Hoy, la romería de los Remedios continúa siendo una de las principales de la provincia.

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