Diario de León

| Entrevista | Javier Azores Flores |

«Más vale morir de pie»

El Templete, de La Bañeza, consigue los premios a los mejores intérpretes del festival de Carrizo, uno de éstos por un papel en el que el artista pasa dos horas arrodillado

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Firma A. Domingo - data la bañeza
León

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Texto Un actor que permance, durante dos horas, de rodillas en el escenario y el «conjunto» de la obra Oh, papá , han conseguido que El Templete de La Bañeza arranque un premio del festival de Teatro Villa de Carrizo. El bañezano Javier Azores Flores se alzó con el triunfo al mejor protagonista en la cita. -¿Compensan 300 euros por una hora y cuarenta minutos de rodillas? -Los 300 euros son testimoniales. El premio, tanto el dinero en metálico como el reconocimiento, el premio como mejor actor, es consecuencia de un trabajo en grupo. Es resultado del esfuerzo desde que empezamos a montar la obra en marzo del año pasado hasta hoy, desde el trabajo tanto del director, a los papeles de pez piraña y de planta -que, aunque no tienen texto son tan importantes como cualquier otro- como el de Madame Pétalo de Rosa, que es el más largo. Me considero pagadísimo con este premio, porque es el primero que me dan. Lo que realmente me hizo ilusión es el reconocimiento, no los 300 euros, porque montar esta obra nos ha costado muchísimo dinero. Con 300 euros no pagamos ni una pequeña parte. -¿Es el primer reconocimiento a la obra «Oh, papá», de El Templete? -Sí. Tanto el premio a la mejor actriz, que consiguió Elisa Santos por la madame , como el que me otorgaron son los primeros que ha conseguido la obra, en el segundo certamen en el que la hemos presentado. Espero que recibamos más porque vamos a intentar presentarlo a otros tres o cuatro festivales más. -En La Bañeza se hicieron una serie de representaciones y visto el interés por la obra se repitieron, ¿en qué crees que reside el éxito de esta obra? -El éxito de esta obra, aunque parezca reiterativo, está en su conjunto. Me explico: por la calle me decía la gente que había conseguido hacerles olvidar que yo era Javier Azores, el hijo de Antonio, al que conocen de toda la vida. Llegaban a ver a Jonás, a reconocer al personaje. Lo mismo que con el papel de la madame , de Elisa: ella desaparecía tras el personaje. Lo mismo sucedía con los papeles de los dos botones, el de cadáver, que puede parecer muy simple, pero hay que hacerlo y hay que hacerlo bien. Toda la obra está muy preparada, coreografiada, ensayada desde mediados de mayo del año pasado, con el estreno en agosto. Fueron muchas horas de preparar los textos, el análisis... -¿No cree que todos poseemos una parte más dominante, como la madre de Jonás, la «madame», y otra en la que nos sentimos dominados bien por otras personas o por situaciones? -Para bien y para mal hay gente que se siente más cómoda dominando y gente que se siente más cómoda dominada. Esa es mi opinión, desde el punto de vista de Jonás. En la obra, mi personaje se complementa con el de la madame, su madre, aunque éste sea muy duro. Además, no pueden estar el uno sin el otro, aunque Jonás sea el hijo no deseado o apartado, al que tiene encerrado en casa. La madre odia a Jonás, porque no sólo es un hijo no deseado, sino, también, un hombre. Odia al hombre, todo lo referente a los hombres y todo lo que tenga que ver con ellos y para ella es un castigo parir un hijo de alguien con el que casi no había estado. -¿Por qué no se va Jonás con Teresa, el personaje que le invita a fugarse? -Porque en el fondo su madre tiene razón. La chica representa todo lo que su madre le ha inculcado desde pequeño como malo. -¿Cómo se mete en un personaje tan peculiar? ¿Es sólo cuestión de ensayo? -Sin lugar a dudas. Sobre todo, porque ni soy tartamudo ni ando de rodillas. Es cuestión de ensayo, porque la tartamudez de Jonás no es física: es su propia personalidad. Teme a su madre y, cada vez que se refiere a ella o hace algo que tiene que ver con ella, tartamudea y no puede hablar de un tirón. En ningún momento de la obra es capaz de pronunciar entero Madame Pétalo de Rosa, el nombre de su madre; sin embargo, hay pasajes en los que Jonás habla muy deprisa, sin parar. Es como la actitud de estar arrodillado. El papel tiene la dificultad física, en cuanto a la preparación del personaje, de esta postura: rodilleras, calmantes, relajantes musculares, fisioterapeuta, de todo. De todo, porque la representación dura una hora y tres cuartos, pero en un ensayo pruebas una escena y otra escena y estás constantemente de rodillas. Es duro, porque pierdo más de un kilo por representación, por la tensión de la obra y el esfuerzo físico. -¿Se puede decir que la obra refleja la neurosis de sociedad moderna? -Sí, desde el punto de vista de Kopit, el autor, que es muy particular y muy duro. Aunque esta obra tiene casi 40 años, es muy actual y no está tan apartada de lo que hay hoy en día. -Más vale morir de pie... ¿qué le parece la frase? -Más vale morir de pie que vivir de rodillas. Estoy de acuerdo. -¿Tiene futuro el teatro aficionado en La Bañeza? -Siempre ha habido teatro aficionado, pero los grupos se hacen y deshacen porque los forman jóvenes que hoy están y mañana se marchan a fuera a trabajar. -¿Lo fomentará la reapertura del Pérez Alonso? -Espero que sí, que realmente nos lo dejen. Pero a veces pienso que, como es una rehabilitación tan colosal y se va a convertir en un teatro tan majestuoso, va a ser como si tu padre se compra un Mercedes, que es un buen coche, pero no lo catas. Espero que el Pérez Alonso le sirva a El Templete para la escuela de teatro municipal que hemos planeado y para que se convierta en una compañía estable, con una estructura que permita enseñar a la gente cómo se trabaja, cómo se monta una obra y no sólo que se aprendan los diálogos y aprendan a entonar.

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