El informe de las acusaciones: "Los indicios hacían previsible el accidente"
Miguel Ángel González García, en su declaración de hoy. DL
El informe realizado por el ingeniero Miguel Ángel González García, que representa a parte de las acusaciones, asume que «la causa inmediata del accidente fue un colapso de la bóveda, generada por la actuación negligente y consciente por parte de la dirección» de la empresa y la seguridad. Recuerda que el proyecto de explotación del Pozo Emilio del Valle fue autorizado en 1999 pero sólo contempla la explotación hasta la planta 865. Se estaba trabajando en la 740 con un Plan de Labores que se autorizaba anualmente, aunque no existía proyecto de explotación.
Tampoco existía en su opinión una evaluación de riesgo de invasión intempestiva de gases de gran magnitud, ya que el plan de emergencias sólo contemplaba una invasión gradual por encima del 5%. Respecto al taller donde se estaba explotando indica que la prolongación de la galería del macizo 7º respecto a la superior provocó «la existencia de bóvedas descontroladas», que se detectaron desde los primeros días de trabajo en ese taller. Y que a pesar de ello se sutiró todos los días.
Recoge también que los ventiladores estaban mal ubicados, «lo que incidió en las graves consecuencias del accidente»; y que había «desprendimientos continuos en la bóveda, sobre todo el 25 de octubre (tres días antes del accidente)». Por lo que «eran claros indicativos de que en cualquier momento podía suceder una rotura de mayores dimensiones de la bóveda, siendo totalmente previsible lo ocurrido».
Además indica que «la estructura y organización del sistema de seguridad de la empresa era muy deficiente»; y que en abril de 2013 se despidió al ingeniero técnico en funciones de jefe de la Unidad de Salvamento y de Seguridad Minera; así como al ingeniero jefe de Seguridad. Despidos que el juzgado declaró nulos. «El despido de los ingenieros, la sustitución del vigilante de seguridad y la inclusión en el Erte de la Brigada de Salvamento» fueron, según este ingeniero, por «negarse a entrar en una zona peligrosa con una atmósfera prácticamente explosiva».