Sueños
Por la mañana te vi
aclamado por los ramos,
en la ciudad que está ansiosa
por tocarte con sus manos,
de rezar a un Gran Poder
entre hombros plateados.
Ya por la tarde esa gloria,
de vítores y de aplausos,
se convierte en tu silencio,
se trasforma en un rosario
que una ciudad encogida
recita al paso del Dainos.
Y entre horquetas y entre sueños
de capillos encarnados,
unas voces celestiales,
querrán estar en tus brazos
cuando San Martín se apaga,
cuando en la plaza de Abastos,
ya no quedan más que viudas
vestidas con recios paños.
Solo quedará soñar
con unos cuantos hermanos
que en Santa Nonia te esperan
impidiendo los aplausos.
Pues cuando digas adiós
a las braceras del paso,
las Lágrinas de la Madre
serán promesa de canto,
tristezas arrebatas
de ese sueño deseado.
Y se acabará la noche
y seguiremos soñando-¦