Escaparates de Pasión

No están todos los que son, porque hay muchos más, pero sí algunos de los más representativos de cómo vive León su Semana Santa. Los escaparates también muestran esa pasión compartida de los días más intensos del año. Algunos como Lesmes, en la Calle Ancha, son casi una religión a la que acuden papones de pro, gentes de mundo y hasta abades. Es el encanto de la Semana Santa de León, que no sólo son sus procesiones y sus pasos, sino ese gran escenario que es la propia ciudad, aderezada con rica gastronomía, mejor beber y un casco antiguo sin comparación posible.

Todo eso se resume en el escaparate de la tienda de embutidos de la Rúa, esquina con la subida por Azabachería. Allí, en un lugar de privilegio, se muestra desde la limonada a Nuestro Padre Jesús Nazareno -santo y seña de la pasión cofrade, faroles encendidos inclusive-, pasando por fotos en blanco y negro de una tradición que pasa de padres a hijos. Todo está resumido, como si fuera un libro abierto.

Montar un escaparate de Semana Santa, como hacen algunos comerciantes de León, no es fácil. Lleva mucho tiempo. Muchas horas. Pero todo sea por una causa justa, coinciden todos. Festones, una tienda de bordados en la calle Julio del Campo, mejora cada año su representación del Encuentro de la procesión de Los Pasos en la Plaza Mayor. Con mimo, coloca en su escaparate más de mil pequeños muñecos de plástico. Empezaron con 50; hoy son casi un museo de este popular juego infantil, y no sólo para niños.

Las Antillas, en Burgo Nuevo, es también un clásico de los escaparates de Semana Santa. En su caso, con un homenaje a uno de los momentos más sentidos: la salida del Nazareno en la «amanecida» del Viernes Santo de su ‘casa’ de Santa Nonia.

Otro momento culminante se representa en una tienda del Ejido, en la bajada hacia Daoiz y Velarde, en la calle Cabeza de Vaca. En este caso la Santa Cena de Santa Marta, con la Catedral por testigo.