Toda una reverencia

El desfile procesional más importante de toda la Semana Santa organizado por la cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno comenzó con las primeras horas del día y la salida del Nazareno de la iglesia de Santa Nonia bajo los acordes de la Marcha Real. Casi cinco mil papones se fueron ubicando en sus puestos para cumplir su cometido dentro del impresionante cortejo monocolor por su indumentaria y estéticamente colorista en cuanto a la puesta en escena. Pronto se pudieron contemplar las novedades de la cofradía, la túnica cercana a la cruz del Expolio, realizada por el hermano y Vicesecretario de la cofradía Juan Carlos Campo, donde «El Torero» tiene la mirada pérdida buscando una explicación a su martirio. Las imágenes remozadas del conjunto del Ecce Homo, desechando los repintes que afeaban y debilitaban las imágenes, rehabilitación realizada por Francisca Romero Abajo. Una vez más el transito por delante del convento de las Carbajalas, la plaza del Grano y la posterior subida por la Cuesta de Castañón se convirtieron en lugares de excepción para los más puristas. Momento cumbre El momento culminante se produjo en la plaza Mayor donde se realizó El Encuentro, mientras toda la atmósfera se llenaba con los sones de las Bandas de Jesús, el paso del San Juan efectuaba la reverencia a la Dolorosa. Un alegría contenida se respiraba entre todos los asistentes. El Acto del Encuentro se remonta a mediados del siglo XIX junto con el sermón o la plática. En 1976 se decidió suprimir, instaurándose de nuevo en 1989 el acto reverencial y el sermón. El Nazareno presenciaba la escena con todos sus braceros en formación. El cortejo continuó su periplo pasional a través de la emblemática Catedra, donde los entusiastas de la plasmación de imágenes pudieron captar de forma conjunta el patrimonio arquitectónicol y el escultórico. El merecido descanso tuvo lugar en la plaza de Santo Martino, en el patio posterior de la Basílica de San Isidoro donde los braceros y los integrantes del resto del cortejo repusieron fuerzas a base de tortillas de escabeche, platos de bacalao y limonadas. A partir de las doce la mañana la Procesión de los Pasos retomó el rumbo por el moderno León abriendo el desfile la Oración en el Huerto. El público se agolpó en los lugares más espaciosos, balcones y cualquier lugar que sirviese para contemplar la «marea negra» de los hermanos de Jesús. La rampa de madera que da acceso a la calle Teatro sirvió como prólogo al recuerdo del que fuera abad, Alejandro Morán. En este momento se echó de menos la participación de la Banda de Cornetas y Tambores del Dulce Nombre, extinguida en el presente año. Por contra se ha creado una banda de música que hizo las delicias de todos los presentes. Uno por uno los pasos de «Jesús» fueron concluyendo su recorrido regresando a Santa Nonia, donde fueron bailados por los braceros a pesar del esfuerzo acumulado. El reparto de flores y los rostros cansados fueron el epílogo de una intensa e inolvidable mañana de Viernes Santo.