Diario de León

Publicado por
NICOLÁS MIÑAMBRES
León

Creado:

Actualizado:

En:

Igual que cerezas,

o el desván de las palabras

Fray José María. Ed. Lobo Sapiens, León, 2012. 276 pp.

Casi misteriosa es en efecto la coincidencia de trabajo de los hermanos Trapiello, Andrés y José María que, sin conexión previa, han desembocado en trabajos semejantes: Andrés en su obra El arca de las palabras (2006) y José María en El desván de las palabras , aparecido en el presente año. La diferencia en el origen de su nacimiento es evidente. Andrés se propuso un objetivo léxico—poético («voy a ser un palabrista de viejo, como los buhoneros y los aljabibes…») consultando la fuente: leer cinco páginas diarias del Diccionario ilustrado de la lengua castellana de don Saturnino Calleja, del que «glosaré aquí —confiesa— los vocablos que más me gusten. José María no habla de un trabajo tan sistemático y preciso pero se hace evidente que su corpus surge también de la admiración que por ciertos vocablos siente este dominico, de absoluta discreción. Su semblanza autobiográfica incluye docena y media de términos relacionados con la edad del ser humano, desde crío hasta senior , reflejando su actividad religiosa en cada etapa. Hitos vitales para parcelar el camino imparable del tempus fugit.

La dedicatoria que abre el libro es fiel reflejo de su espíritu: «A cuantos hacen del lenguaje un manantial de encuentro y de paz, fuente que brota del corazón, agua cantarina en medio de la plaza». El objetivo esencial es el rescate léxico de términos queridos, con los que el autor da cuerpo a su proyecto: «Comencé a tejer este paño, para arrebujar el ánimo —cuando una fría soledad lo alcanza— con su urdimbre de curiosidades y su trama de remembranzas» (p. 9). Este sentido explica la elección de los términos, en los que abundan, como era de esperar, el sentido peculiar e inesperado de muchas palabras y, por supuesto, los leonesismos.

El título de la obra explica el sentido de esta relación léxica; cada uno de los significados de la palabra va arrastrando por proximidad semántica, fonética o antropológica, otras acepciones y términos, presentados con símbolos convencionales muy precisos y una variada tipografía. Aunque resulte excesiva la comparación, es posible que a muchos lectores le vengan a la memoria dos obras señeras de la cultura española: El tesoro de la lengua , castellana, de Sebastián de Covarrubias y el Diccionario de Autoridades. Queda patente que la pretensión del autor no es rigurosamente erudita, pero los manojos léxicos que se van formando con cada término invitan a un disfrute sosegado y sereno. La vestecha no sería, deo volente, el peor emplazamiento para este gozoso disfrute léxico, rucando sin duda de satisfacción.

tracking