Diario de León

guillermo busutil periodista y escritor

«Un buen cuento debe tener tensión»

«Poe, Defoe, Proust... Todos son homenajes a escritores que fueron importantes en mi imaginario»

El escritor granadino afincado en Málaga fue distinguido con el prestigioso Premio Andalucía de la Crítica por su libro ‘Vidas prometidas’

El escritor granadino afincado en Málaga fue distinguido con el prestigioso Premio Andalucía de la Crítica por su libro ‘Vidas prometidas’

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POR alfonso garcía
León

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Guillermo Busutil, granadino de 1961 afincado en Málaga, ha obtenido este año el prestigioso Premio Andalucía de la Crítica por su obra Vidas prometidas (Tropo Ediciones). Director de la revista Mercurio, es columnista y crítico literario de La Opinión de Málaga. El premiado es el octavo libro del escritor andaluz: en Vidas prometidas se despliegan trece historias que hablan de promesas incumplidas y de obsesiones, de personajes que tratan de huir de una realidad defectuosa.

—Es la primera vez que el Premio Andalucía de la Crítica elige como ganador un libro de relatos. ¿Significa que se inicia un reconocimiento análogo al de la novela?

—Esperemos que así sea y el relato deje de considerarse el hermano pequeño de la novela. Ya ha sido significativo que entre los finalistas, donde estaba la última novela de Justo Navarro, hubiese libros de relatos de Muñoz Molina, de Cobos Wilkins y el mío. Posiblemente se deba a la calidad y variedad que hay actualmente en este género frente a la novela, más encorsetada en tendencias y argumentos.  

—¿Quién cree que ha encasillado el cuento como género menor?

—El mercado. Los lectores españoles, que en su mayoría son poco exigentes y constantes en la lectura, contribuyen a que no sea habitual que un libro de relatos venda mucho. Esto incide a su vez en la escasa apuesta editorial, que por otro lado suele ser contradictoria ya que los grandes sellos editan relatos de autores de fuera y apenas lo hacen con los españoles.

—¿Qué debe tener un cuento? ¿Qué diferencia uno bueno de uno malo?

—En buen cuento debe tener tensión, ritmo, precisión en el lenguaje. Debe atrapar al lector desde la primera línea y llevarlo hasta final sin que decaiga el ritmo. Es como una carrera de mil quinientos metros. Si carece de estas exigencias y el autor no es conciso, condensado, el cuento no funciona.

­—El Jurado destacó de ‘Vidas paralelas’, entre otras cosas, la «mirada cervantina de profunda humanidad». ¿Qué es, qué significa esta mirada cervantina?

—Significa que uno les da una entidad real, desde una perspectiva cercana, definida por el humor inteligente y mordaz, por la combinación de ficción y de crítica social. No los mira desde arriba, sino que su voz es la que emana de los personajes. Esto les confiere una humanidad en la que se reflejan los lectores.

—¿Es una mirada sobre nuestro tiempo, sobre asuntos actuales?

—Efectivamente. En el libro están el paro, la corrupción política, la soledad de la tercera edad, la violencia, la vida en internet, el culto al dinero, el acoso laboral, la fascinación por lo esotérico, la crisis de la identidad, el lenguaje y la literatura como educación, el efecto placebo de la publicidad... Temas analizados desde el compromiso, la crítica, la posición del escritor como ciudadano que participa y reflexiona acerca de su época.

—¿Se trata, por tanto, de vidas reales? ¿Cuánto hay de autobiográfico?    

—Hay de todo, vidas reales, vidas imaginadas, vidas robadas, huellas personales, retazos de mi identidad, de mi piel existencial y literaria. Borges decía que el escritor tiene el deber de entender su vida, todo lo que le suceda o contemple, como arcilla con la que está obligado a moldear sus historias.

—‘Vidas prometidas’ es un atractivo friso literarios de vidas diversas, de diversa condición, sin coincidencia ni cronológica ni espacial. ¿Hay algún elemento que las una, que las vertebre?

—Sí que hay varios hilos conductores: las promesas que no se cumplen, las que se cumplen a medias o las que mejor hubiese sido que no se hubieran cumplido. También está el concepto de la vida como literatura. Por otra parte existen puentes vertebradores como personajes que en un cuento son niños y en otros aparecen como adultos, o la conexión de los anuncios con el espíritu de los relatos.

—Llama la atención, en su bondad y calidad tanto literaria como argumental, el tratamiento onomástico, que evidencia muchas lecturas… ¿Hay nombres especiales en su particular nómina de admiraciones?

—Poe, Defoe, Proust... Todos son homenajes a escritores que fueron importantes en mi imaginario y también son claves ya que sus apellidos esconden la poética de su literatura, implícita también en los cuentos.

—Acabo. Oiga, ¿por qué la permanente presencia de un gato?

—Es un juego que se resuelve en el epílogo del libro. Si uno escribe sobre diversas vidas, no puede olvidarse de que los gatos tienen siete. Esos gatos, que en el fondo son el mismo gato, son también la metáfora del escritor que observa, se mueve y narra.

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