Sara Otero
Tu ausencia
hace tanto ruido
que te tenido que poner
tapones
a los heliotropos.
Se me presagia en el pecho
y me demuda.
No estás
y este vacío
es un barco que va
sobre un mar
de cristales hecho añicos.
Tu ausencia
me puebla de telarañas
las manos,
resucita el polvo tenebroso
de los viernes a solas,
sostiene la mirada
sobre el agua
mientras las heridas
se hacen luz de hilo negro.