Donde todo callar crea

Octavio Paz resumía en una frase la esencia de su poesía: «Dice lo que callo, calla lo que digo», hermosa síntesis del valor del silencio en la poesía, algo que es oportuno recordar ante Cuando todo calla , de Hugo Mújica, poeta argentino bien conocido en nuestro país, donde en 2005 publicó su poesía completa hasta entonces. Pero hablemos del silencio que él nos propone escuchar y que cultivó vitalmente cuando se recluyó durante siete años en un monasterio trapense en el que comenzó a escribir. No es extraño, por lo tanto, que su escritura poética, imbuida de pensamiento escueto y denso hable del callar y que ante ella sintamos que es el silencio el que nos habla, acaso más que la palabra. El aserto conlleva dos características visibles en esta poesía: la brevedad y los espacios blancos dentro del poema, algo consecuente con el afán de despojamiento vital y poético a que propende un poeta que podría exhibir como lema: «Nada sobra, nada falta».

Cada pieza de Hugo Mújica constata al inicio algo bien perceptible: la llegada de la noche o del día, las olas contra el acantilado, las nubes que dispersa el viento, la música de la lluvia al caer, etc. Es la inmediatez que nos rodea y, a la vez, el sucinto revestimiento externo del poema para ir de afuera a dentro. El parco final del mismo recogerá el pensamiento denso y compendioso que ha derivado de aquella figuración natural. Esa condensación final origina sorpresas siempre, ahondamientos conceptuales que arbitran una imagen reiterada y ceñida: las raíces que se encuentran en lo hondo porque «la sed las entrelaza» o que se extienden en la tierra que las acoge, como lo oscuro abriga la desnudez del alma; raíces que avanzan hacia lo hondo, como las verdaderas alas, que más que hacia arriba vuelen «en las honduras que las raíces cavan».

En un pensamiento tan comprimido no son escasas las paradojas; pero no resultan arbitrarias; por el contrario, asentimos a su verdad oculta, que precisa un esfuerzo de comprensión lógico en una poesía entendida como revelación de lo oculto, secreto o misterioso que cobijamos: «Nos escuchamos revelados», escribe el poeta, que sabe que las cosas más propias «el silencio las revela resguardando». Y ahí regresa el silencio creador, elocuente, revelador, porque si la palabra es siempre de otro, el silencio lo es de uno y, por eso, «dice siempre lo irrepetible». La poesía de Hugo Mújica es el espacio «donde todo callar crea».