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El universo Delibes en 2,2 terabytes

l El archivo personal del escritor ya está en Internet. Filandó n El archivo de Miguel Delibes abre de par en par el universo más personal del autor, poblado por manuscritos de sus novelas, abundante correspondencia, vídeos y audios de entrevistas, recortes de periódico, pésames de condolencia, felicitaciones, fotografías y hasta caricaturas

La presidenta de la Fundación Miguel Delibes, Elisa Delibes, durante la presentación del Archivo

Publicado por
roberto jiménez
León

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L a técnica deber estar embridada, sometida a las necesidades del hombre, enunció Miguel Delibes en 1975 durante su discurso de ingreso en la Academia, un axioma que 40 años después se cumple en su archivo personal y literario, ahora accesible en Internet: el universo Delibes en 2,2 terabytes.

Pedro, Daniel el Mochuelo, Sisí, el viejo Eloy, Menchu, el Nini, Lorenzo, Quico, Pacífico Pérez, Azarías y Cipriano Salcedo caben en este depósito virtual donde también hay espacio para los afanes, tribulaciones y desdichas de unos personajes que el novelista transformó en una obra feraz, universal y de referencia ética.

En esos más de dos billones de datos caben también los miles de kilómetros cuadrados de la Castilla que Miguel Delibes (1920-2010) erigió en su territorio fetiche, piedra angular y palanca de toda una filosofía vital y literaria que tuvo su correspondencia en la forma de ser y estar que desplegó como hombre y novelista.

La vida y las letras: el esposo y padre de siete hijos, el profesor de la Escuela de Comercio, el periodista de El Norte de Castilla , el escritor y el cazador quedan delatados en las 112.579 entradas de un archivo digitalizado a partir de 14.352 documentos originales.

«Ochenta y nueve años de vida y sesenta de fama dan para mucho, afortunadamente», manifestó Elisa Delibes, hija del escritor y presidenta de la Fundación Miguel Delibes, durante la presentación de un archivo gestado entre los años 2014 y 2016, y que simboliza «el alma» de su padre, con quien vivió durante 58 años.

A través del mismo «se puede rastrear su auténtica biografía», la de quien rehusó escribir sus memorias porque «siempre fue muy pudoroso con su vida privada», y consideró la literatura del yo como «algo pretencioso y arrogante» que no casaba con su condición, añadió.

«Él ya advirtió de que habría muy pocas cosas que sorprenderían cuando no estuviera. Avisó de que lo que no había querido decir en vida tampoco se sabría después de su muerte», resumió la penúltima de los siete hijos que el narrador tuvo con Ángeles Ascensión Castro Ruiz.

Un recorrido detenido por la documentación digitalizada revela una persona concienzuda en sus quehaceres, que guardaba todas sus cosas «sin ningún método y muchas veces con poca precaución, pero casi siempre con cierto orden cronológico», dijo su hija.

Gracias a ello se pueden apreciar las penurias económicas de sus inicios en la literatura, a través de los justificantes de devolución de un préstamo contra el honor (3.750 pesetas) que pidió para pagar sus estudios, y devolvió años después con las 15.000 que recibió en 1948 del Premio Nadal que obtuvo gracias a su primera novela publicada (La sombra del ciprés es alargada ).

Años después, también comprobable a través de otros papeles, se pueden apreciar «liquidaciones millonarias de sus libros» dentro de una evolución que Elisa Delibes, por medio de otro ejemplo, ha trasladado al terreno de la caligrafía, «más abierta y suelta al principio y cerrada al final», observó.

Una carta de Pío Baroja, el carné de identidad de su esposa, hojas preparatorias de las clases que impartía en la Escuela de Comercio, manuscritos de sus libros, no todos y en algunos casos con varias revisiones, cartas, recibos, facturas, fotografías, vídeos, casetes y negativos «nos ayudan a reconstruir los raíles por los que discurrió la vida de Miguel Delibes», comentó por su parte Javier Ortega, gerente de la fundación y responsable de este laborioso trabajo de digitalización.

El archivo Delibes, cuyo acceso exige una identificación del usuario a través de un formulario, tendrá una parte de consulta libre y otra restringida para estudiosos e investigadores profesionales previamente acreditados.