Música cautiva

E ntre la quincena de libros del salmantino Francisco Castaño me gusta recordar dos cuyo título se relaciona: El fauno en cuarentena (1993), que alude tanto a los cuarenta años del poeta como al significado ordinario de poner en cuarentena o dejar algo en suspenso, en este caso la lascivia del sujeto, del fauno, ya no en su total potencia genesíaca; y Primer adiós del fauno (2010), cuando el poeta, ya cerca de los sesenta años, va dejando atrás los apetitos carnales del fauno, ese especie de semidiós de campos y selvas que perseguía a las ninfas con lujuriosas intenciones. El poeta contaba con el antecedente de L’aprés-midi d’un faune , de Mallarmé, que inspiró también el Prélude à l’aprés-midi d’un faune del músico Debussy. Como se ve, toda una serie de relaciones textuales que alimentan la poesía, y destacadamente en la de Francisco Castaño, con voluntarias referencias de los poetas más amados. Es algo que se hace patente en el título de su nuevo libro, Sustento de otra música , verso de otro poeta salmantino, Aníbal Núñez, aunque Castaño le da un significado personal: «Tu música callada / es su sustento, Julia», el sustento de esta poesía.

La poesía es el asunto crucial del poemario que reseño, por otro lado cuidadosamente armado en un preludio, un posludio y tres partes de quince poemas cada una, con un poema intercalado entre cada parte. Parece lógico en un poeta cuidadoso, de espíritu clásico, al que guía la «música cautiva» en jaula de barrotes medidos y rimados. Movido por «el callado deseo / de verdad y belleza», la poesía se convierte en el centro de sus preocupaciones, sin que falte algún otro asunto, como la muerte. Uno de los poemas, Reconocimiento , es un canto de amor y entrega a la poesía desde que la descubrió de niño, viviendo siempre en ella, «en vilo, / animoso y atento», como creador y como lector fervoroso. Acaso el credo de lo que es la poesía para Francisco Castaño resida en una sextina (forma artificiosa y rígida en la que el poeta vierte su destreza técnica) cuyas palabras clave son: asombro, espera, azar, voz, forma y hallazgo. Pero la poesía es una labor esforzada y no exactamente azarosa. El poeta realiza una búsqueda incansable de las palabras necesarias para «hacer que suenen nuevas / las palabras de siempre», algo que dejó dicho Herrera hace más de cuatro siglos. Y más cabría decir del tema casi único de un poemario sin grandes novedades y con un núcleo de ideas básicas reiteradas a lo largo del mismo.