Diario de León

reportaje

Un sabueso en nómina

Ignorados en la vida real, triunfan en la ficción. Policías y sabuesos están en nómina de grandes escritores. El cine y las series han contribuido a eliminar los prejuicios que pesaban sobre el género negro. la Buena literatura no es cuestión de colores, y el negro pega con todo. Algunos autores leoneses se han apuntado al ‘Boom’ del ‘Thriller’.

Imagen de la zona acordanada tras un crimen.

Imagen de la zona acordanada tras un crimen.DL

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Decía Borges que a los críticos y académicos no les gustaba el género policíaco porque no era aburrido. Muchos escritores saben que el género negro, tan denostado en el pasado, es el lugar perfecto para estudiar el comportamiento humano.

¿Era Elicio Cedal culpable del atroz asesinato de un matrimonio? La respuesta la tenía pendiente desde hacía catorce años el comisario Samuel Mol. El viejo policía no pudo entonces resolver el caso, pero, ya jubilado, tenía un presentimiento que le obligaba a desempolvar el pasado. El escritor y académico leonés Luis Mateo Díez, reciente premio Cervantes, se metió de lleno en el thriller con El animal piadoso . Su sabueso, Samuel Mol, como casi todos sus personajes, es un fracasado. Una novela tangencialmente policíaca, como en su día también lo fueron, a la manera de Mateo Díez, Las estaciones provinciales, La fuente de la edad y El expediente del náufrago , todas ellas impregnadas del afán indagatorio de sus protagonistas. Samuel Mol reconoce que «El oficio de la sospecha está lleno de miseria». En general, los sabuesos leoneses son tipos poco sociables, auténticos inadaptados, muy alejados del prototipo que representa el sagaz y metódico Sherlock Holmes. Revelador resulta el título Á ngeles, detectives y otros fracasados , de Miguel Paz, historias de personajes cuyas vidas han naufragado.

Antihéroes y fracasados

«La Historia se ha construido sobre muertos y con crímenes», sostiene el astorgano Alejandro Gallo. Los lectores de Trinidade Ramalho, el inspector creado por Gallo, con seguridad se imaginarán al sabueso como un detective con mucho parecido con el autor, que en la vida real ejerce de jefe de la Policía Local de Gijón. En Una mina llamada infierno , Trinidade Ramalho se hacía pasar por minero para investigar varios asesinatos cometidos en la cuenca leonesa. En La última fosa Gallo hacía un guiño sobre los tópicos del género negro puestos en boca de uno de los personajes.

No es el único detective a las órdenes de Gallo. También está el desaliñado y sagaz comisario Gorgonio. Hace unos meses la editorial Reino de Cordelia reunió los relatos más significativos de este personaje en Gorgonio, comisario emérito . Protagonista de dos novelas y de al menos otros diez casos relevantes de investigación criminal, el comisario Gorgonio Llaneza es el antihéroe por excelencia de la novela negra española. Adscrito al Departamento de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía en Madrid, mide 1,75, le sobra peso, tiene la cara redonda, ojos saltones, poco pelo que siempre lleva revuelto, y no desaprovecha ocasión para quejarse y lanzar un taco. De vestir desaliñado, con la gabardina beige siempre hecha un guiñapo, traje gris con raya del pantalón torcida y el nudo de la corbata ladeado, no resulta extraño que su mujer le abandonase hace años por un vendedor de coches. Fumador empedernido, odia las armas, desprecia los procedimientos científicos y basa sus investigaciones en la observación y la inteligencia. Un comisario que perdió la pistola, y ni él mismo sabe cuántos años han pasado de aquello. Quizá porque «nadie es perfecto», que dijo Jack Lemmon en Con faldas y a lo loco, en uno de los menores finales de la historia del cine .

El escritor leonés Óscar M. Prieto creó a Oscar Palmer, protagonista de L ove is a game , que se lanza tras el rastro del escurridizo grafitero Banksy, uno de los artistas más enigmáticos y cotizados, y cuyas obras emergen en un muro de Londres o en cualquier barrio de Nueva York. Palmer es un investigador retirado que tiene la peculiaridad de presentir en sueños los crímenes que se van a cometer. Y es que le reventó el corazón y le trasplantaron uno de mandril…

El periodista y escritor Carlos Suárez (León, 1961) publicó hace unos meses Viático , una novela negra que relata una sucesión de asesinatos en serie y en la que el autor utiliza los códigos del género para ensayar una suerte de reflexión sobre la vida, el azar, la culpa, la enfermedad, la muerte y dios. El argumento arranca cuando Héctor Brey, un pintor que se asoma a la vejez, cree reconocer en la calle a una mujer que ha muerto treinta años atrás. Suárez también se adentró en el género negro en Una mujer en Pigalle , donde relata el crimen de una joven e en un apartamento junto a la plaza Pigalle de París en enero de 1941, durante la ocupación alemana. El cadáver cuelga desnudo del techo, gira atado a las aspas de un ventilador, un sostén estrangula su cuello, su cuerpo aparece cubierto de cortes y tiene un cuchillo clavado en el vientre. Sesenta años después una periodista investiga el caso. Sabrá entonces que junto al cadáver aparece un libro que, sin embargo, no será publicado hasta cuatro años después. A partir de ahí tratará de averiguar quién fue esa joven y quién pudo asesinarla.

A Raúl Guerra Garrido también le sedujo el género negro, como lo prueban títulos como Escrito en un dólar —con el que fue finalista del Premio Planeta—, La costumbre de morir y Tantos inocentes.

Negro, pero con humor

El escritor leonés Javier Pérez concedió el protagonismo de tres de sus novelas — La espina de la amapola, La crin de Damocles y El gris, con la que obtuvo el Premio Azorín— al peculiar comisario Muller, que se mueve en la convulsa Alemania nazi y detiene al mismísimo Hitler por su intento de golpe de Estado y el robo de varios billones de marcos al Banco de Alemania. «Las respuestas no importan. Importan determinadas preguntas», sostiene Pérez. Con esa convicción y con su contundente sentido del humor, marca de la casa, el escritor leonés Javier Pérez (nacido en Zamora) ha dado forma un nutrido grupo de novelas en las que los géneros histórico y policiaco conviven con la sátira. La libertad huyendo del pueblo (Homo Legens) es su último vástago, publicada en enero, un viaje cargado de humor ácido donde los lectores acompañarán en sus aventuras a un pintor español exiliado en París que se ve obligado a colaborar con los nazis para saquear los fondos pictóricos del país galo.

Crimen perfecto

Primero planeó un crimen perfecto y después el robo de los griales de León y Valencia. El leonés Juan Díaz publicó en septiembre la novela El robo de los cálices de Cristo . El escritor y periodista leonés Jesús Locampos lleva tres años metido en el mundo del crimen. En su nueva novela rescata el incendio de la Catedral y el asesinato del Portillo Una venganza, algunos sucesos reales atroces y una trama inquietante son los ingredientes de Un asunto muy delicado.

España, país de sol, fiesta y playa, tiene una ‘cara B’. Entre una marea de más de 80 millones de turistas es fácil esconderse. El profesor, escritor y criminólogo leonés Ricardo Magaz levanta la alfombra de esta piel de toro que es la Península Ibérica para mostrar otra realidad, «la que los españolitos de a pie no ven». Su último libro, El quinto mandamiento: diario de crimen y castigo, editado por Eolas & Menoslobos, es el diario que el autor comenzó a escribir mientras estaba convaleciente por el covid, donde relata algunos crímenes reales que ha conocido como investigador o como analista de prensa y su quehacer como profesor de Fenomenología Criminal en la Uned-Instituto Gutiérrez Mellado.

El comisario Gorgonio, que desprecia los procedimientos científicos, es el antihéroe por excelencia de la novela negra

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