Diario de León

Las leyendas urbanas llegan a los móviles

CIBERÁGORAmanuel ransán blancoCoordinador de servicios preventivos de INTECO-CERT

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León

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Las leyendas, relatos pertenecientes al folklore y por lo tanto cargados de un fuerte componente emocional, en ocasiones asociados a la superstición, han acompañado a los pueblos desde sus inicios. El psiquiatra Carl Gustav Jung explicaba este fenómeno recurriendo a la teoría del inconsciente colectivo; un lenguaje común a todos que está más allá de la razón lo que explicaría ciertas actitudes colectivas, necesidades y comportamientos.

Las sociedades han avanzado pero el ser humano ha seguido fascinando con estas historias. Para destacar que estas leyendas no son solo cosa de sociedades primitivas o muy tradicionales a finales de los 60 se les empezó a llamar leyendas urbanas. Las historias de vampiros y hombres lobos entrarían en esta definición, así como otros clásicos, «Walt Disney esta congelado» o «hay cocodrilos en la alcantarillas de Nueva York», por citar algunos. Claro que puede que estos mitos no tengan tanto que ver con la profundidad del inconsciente, y si, en la mayoría de los casos, con repetir sin pensar cualquier cosa que leemos o nos cuentan.

Estas leyendas han circulado a través del boca a boca, alimentadas en ocasiones por medios de comunicación como la prensa, radio o televisión. Pero hoy en día, sin duda, es en Internet donde encuentran su mejor canal de difusión, saltando fronteras a una velocidad imparable. Que ambigüedad, la herramienta más útil para consultar y contrastar información es a su vez utilizada para generar confusión y desinformar. En estos casos, en los que se trata de una noticia falsa que se intenta hacer pasar por real, se les denomina bulos. Y no suelen tener una finalidad económica, al menos en su primer termino, pero si pueden resultar dañinos para la imagen o la reputación de los afectados: multinacionales de comida rápida que elaboraban sus hamburguesas con carne de organismos vivos creados genéticamente, productos lácteos que si los bebes regularmente tu cuerpo deja de generar defensas de forma natural, etc.

Desde hace años el correo electrónico esta siendo utilizado para popularizar estos engaños masivos, raro es el internauta que no ha recibido un bulo de algunos de sus conocidos. Una característica común a todos ellos es que contienen una petición de reenvío con la que asegurar su propagación y persistencia en el tiempo. A su vez la noticia debe despertar nuestra sensibilidad —miedos, desgracias, injusticias, etc.— cualquier temática que nos impacte lo suficiente como para sentir la necesidad de alertar a los demás. Además aunque en su conjunto son falsas, siempre contienen elementos verosímiles e inquietantes, que les aportan cierta credibilidad.

En el caso de los bulos que se trasmiten a través del correo también hay que destacar que muchos de los internautas los reenvían dejando en el mismo las direcciones de correo de los anteriores destinatarios, llegándose a encontrar correos con cientos de ellas. Información muy útil para los spammers (los que se encargan de enviar los correos basura) que de esta forma verifican que las cuentas se encuentran activas. Para evitar difundir las cuentas de nuestros contactos y anteriores remitentes se recomienda –en el caso de tener que reenviarlo a varias personas- borrar las direcciones previas y utilizar la copia oculta; el campo CCO que evita que el receptor vea el resto de destinatarios del correo.

Las temáticas de los bulos son variopintas y se han ido adaptando a los nuevos tiempos. Sin duda uno de los que más éxito ha tenido, en especial entre los más jóvenes, es el del «cierre del Messenger». Existen numerosas versiones del mensaje pero básicamente todos se centran en convencer al usuario de que el servicio de mensajería dejara de funcionar si no lo reenvía a un número determinado de contactos. Habré recibido este correo más de 20 veces, y a lo largo de muchos años. Sin embargo, los bulos no se han quedado estancados en el correo, sus canales de difusión han evolucionado en la misma medida en que lo han hecho los servicios de la red. Ahora también se les puede encontrar en las redes sociales, donde es más fácil replicar el mensaje y por lo tanto hacerlo más viral.

Pero la cosa no queda ahí, el último canal en el que los bulos han hecho acto de presencia ha sido la mensajería instantánea para móviles. Y es que muchos de los usuarios de la famosa aplicación Whatsapp no consultaron el blog de la empresa desarrolladora —donde se desmentía la información— antes de reenviar a sus contactos un mensaje con la creencia de que si no lo hacían dejarían de poder seguir utilizando el servicio gratuitamente.

Ante esto solo nos queda saber en que canales confiar, tener un juicio crítico y contrastar la información.

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