Diario de León

REDES SOCIALES. Enred@dos

Las redes sociales han cambiado la forma de trabajar y relacionarnos. ABren miles de posibilidades pero también nuevas formas de peligro. E star conectados o no. Ese es el dilema de este nuevo siglo. El futuro imaginado está ya aquí. La vida pública. El presente publicado con un clic. Y un pasado que no se borra. Nuevas formas de relacionarnos y trabajar. Todo rápido, instantáneo, en directo. Ventajas y desventajas de la nueva sociedad tecnológica.

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CARMEN TAPIA | LEÓN
León

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«Ver lo que tenemos delante de nuestras narices requiere una lucha constante». Orwell imaginó al Gran Hermano y los gurús de la informática lo han introducido en nuestra alcoba. Vigilados, conectados, alimentados en el narcisismo o la frustración. La sociedad futura en la que todos estaríamos comunicados mediante herramientas tecnológicas ya casi ha llegado y viene a darle en parte la razón al más visionario de los escritores, Marshall McLuhan, que treinta años después ve cómo emerge la Aldea Global que imaginó. Otros filósofos encuentran en las redes sociales un caldo de cultivo para el aislamiento y la soledad.

Con el desarrollo de la sociedad de la comunicación se acabó la edad de la inocencia aunque el exceso de información es una manera de desinformación. No hay cerebro capaz de asimilar tantos conocimientos expuestos y tan accesibles, lo que reduce drásticamente el tiempo para pensar sobre ellos. Un coladero de datos sin control y pensamientos que circulan por la nube a velocidad de vértigo.

El encuentro con las redes sociales es una historia de amor y odio. El 73% de las personas que manejan las redes sociales entran en pánico cuando pierden de vista su smartphone, según una encuesta realizada por la empresa de ebusiness Neoteric. Otro 51% admiten que las redes sociales han cambiado sus vidas, pero para mal. WhatsApp, Facebook, Twitter o los blogs, y los distintos soportes como ordenadores, teléfonos móviles, iPad o tabletas han digitalizado las relaciones personales. Cualquiera puede lanzar una imagen, un producto o una marca sin necesidad del respaldo ni la intervención de la industria.

Nuestro mundo ya es distinto a la era pre Internet. La inmediatez esclaviza nuestra vida personal y profesional y a la vez la conecta y a la agiliza. No hay distancias geográficas y las relaciones virtuales posibilitan la comunicación.

Interconectados y sobreexpuestos. En abril de 2013 había en España 16,9 millones de usuarios en Facebook y 12 millones en Tuenti «que se muestran orgullosos de afirmar que el 15% del tráfico web de España pasa por su red social, ya que promedian casi 40.000 millones de páginas vistas al mes, 200 millones de mensajes diarios a través de su chat, 4 millones de fotos subidas cada día y se reproducen 6 millones de vídeos diariamente en su plataforma», según recoge el estudio ‘Redes Sociales, un medio para la movilización juvenil’.

«Ver lo que tenemos delante de nuestras narices requiere una lucha constante». Orwell ya avisaba de lo que podía pasar. Cada vez resulta más difícil, entre tanta información, ver lo que realmente pasa.

Pero para que la Aldea Global de MacLuhan sea real hacen falta muchos cambios todavía. No todas las personas tienen acceso a Internet. Los chats, el correo electrónico, las redes sociales y el móvil acercan a las personas pero trasladar esas relaciones al mundo real resulta todo un reto. La globalidad todavía es un reto. Una parte del mundo no está aún conectado.

En las redes sociales hay competencia por la felicidad y son un estorbo para acabar definitivamente con una relación. Una supersocialización que agobia por la inversión de tiempo cada vez mayor para las interacciones sociales.? La privacidad de la habitación no tiene que llevar a engaño. Teclear un código personal abre la intimidad al mundo. Cada mensaje público que se lanza la red lo privatiza. El educador Marc Prensky define a esta nueva generación como ‘nativos digitales’ y defiende que «la antigua forma de enseñar es aburrida; la nueva se basa en que los chicos aprendan solos». Y avisa a navegantes: «La gente lista hace lo posible para captar la atención de los demás». Y esa llamada de atención tiene muchos canales. Las redes sociales son una puerta abierta a lo desconocido. «Los malos también están en Internet y saben utilizarlo», explicaba hace tiempo a este periódico el presidente de la Asociación de Internautas, Víctor Domínguez.

Las redes sociales también han cambiado la forma de trabajar al permitir dejar la puerta abierta entre las empresas y los clientes. Los nuevos canales hacen posible la conexión entre profesionales físicamente alejados. Permiten a las pequeñas empresas externalizar sus productos con rapidez y gratis. Las redes sociales abren oportunidades personales y empresariales.

La denominada Primavera Árabe fue el punto de inflexión para conocer el efecto del uso de las redes sociales. Los movimientos revolucionarios en los estados árabes en 2011 se relacionan directamente con Twitter y su poder de convocatoria. Los activistas informaban a tiempo real de los acontecimientos a pie de calle, en competencia con los medios convencionales. El poder de convocatoria de las redes sociales tiene su máximo exponente en España con el 15M.

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