Diario de León

INCIBE. Los ciberagentes dan la cara

controlan ataques a estructuras críticas, ciberamenazas... y lo hacen desde León. E l instituto con sede en el barrio de La Lastra ha ganado peso en la lucha de España contra la ciberdelincuencia. Sus expertos tienen rostro. Así son algunos de ellos. Jóvenes, expertos, profesionales.

Antonio, Emilio y Asier.

Antonio, Emilio y Asier.

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manuel c. cachafeiro | león
León

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Son expertos en ciberseguridad. Retratos con nombres y apellidos de los buenos contra los malos. Los tres en la vanguardia del Incibe, el antiguo Inteco, en la lucha contra la nueva delincuencia que se está abriendo paso en siglo XXI.

Antonio Sánchez Aragó llegó a León desde su Alicante natal en 2011. Entonces, el instituto leonés buscaba un técnico con experiencia en sistemas de gestión de seguridad. A Asier Martínez le animó su familia, que procede de León. Dejó Bilbao y también hizo los exámenes para entrar en el Incibe. Es experto en análisis de ciberamenazas. Emilio Grande, el tercer protagonista de esta historia, llegó desde Salamanca y pertenece al departamento de Tecnologías, que tiene como misión idear y crear nuevos software. Simplificando mucho, programas que combatan los ataques de los hackers.

La ciberseguridad es muy amplia. Tanto como uno se pueda imaginar en el mundo de Internet, y los tres pertenecen a esa nueva barrera de la sociedad contra el delito. «El mayor reto -explica Antonio- es la concienciación y la cultura de ciberseguridad. Por mucha seguridad que implantes en un sistema, si el usuario se deja una puerta abierta, la seguridad no sirve de nada».

Y es que, en su opinión, el ciberdelito sólo se puede combatir con esfuerzo colectivo. «El mundo de Internet no es demasiado diferente del mundo real. Los delincuentes siempre buscarán la manera de obtener grandes beneficios con el mínimo esfuerzo, en cualquier ámbito. La única forma de combatirlos es disponer de las mejores herramientas, los mejores profesionales y la dedicación y esfuerzo necesarios, que actualmente son muchos. Los pilares que ayudan a combatir el cibercrimen son los mismos que para combatir el crimen: concienciación, formación y sentido común».

Su trabajo está centrado en la protección de infraestructuras críticas. Para los profanos, controlar y evitar ataques informáticos que puedan poner en peligro puntos claves como puenden ser las centrales térmicas, nucleares, hidroeléctricas... Un ataque podría tener consecuencias trágicas.

Asier Martínez tiene la misma opinión y apunta una idea más, que podría ser el objetivo último de cualquier sociedad: «Una cultura de seguridad basada en el conocimiento y el sentido común».

«Por muchas medidas de seguridad técnicas que haya -tercia Emilio-, al final lo que cuenta es la persona que está detrás del ordenador (hoy también tablet o smartphone). Conozco gente que jamás ha tenido un antivirus instalado en su ordenador y nunca ha tenido ningún problema, y también el caso contrario. Personas con un software de seguridad instalado en su dispositivo y que, sin embargo, de cuando en cuando tenían que recurrir al famoso ‘formateo’».

El Incibe acaba de cambiar de nombre justo para centrar su actividad en la ciberseguridad como parte esencial de los medios del Estado contra delitos que se están abriendo paso en la sociedad mundial con múltiples riesgos. Desde el ordenador personal al ataque a instituciones, como ha pasado recientemente en España.

Por tanto, la colaboración ciudadana es esencial, y así lo entiende el Incibe, que de forma periódica informa a través de su web. Si se produce un hecho relevante se escriben entradas en su blog (descubrimientos interesantes, incidentes relevantes, etc.) y se elaboran guías para los usuarios, tanto para ciudadanos como para empresas.

Los tres han entrado después de superar pruebas de conocimientos y un examen personal. Antonio comenzó su vida laboral en el mundo de la informática con el desarrollo de páginas web, administración de servicios... «El mundo de la ciberseguridad comenzó a interesarme cuando comencé a trabajar como administrador de sistemas en una empresa. En ella me encargaba de la administración de todo el parque tecnológico, incluyendo los servicios que se ofrecían en Internet, con lo que había que tener muy en cuenta la ciberseguridad si quería que no hubiese incidentes no controlados. A partir de ahí enfoqué mi vida laboral a la ciberseguridad: auditorías de seguridad (hacking ético), cumplimiento normativo, bastionado de sistemas...».

A Asier también le interesó desde pequeño en mundo de la informática. Su primer ordenador fue un 486 y lo tuvo con 12 años. «Al final, la ciberseguridad fue la que me eligió a mí; con 22 años empecé a trabajar en Panda Security como antimalware researcher buscando maneras de mitigar los efectos del malware más activo y peligroso».

Emilio lleva un año en el Incibe y recuerda que, para entrar, tuvo que superar una serie de retos en ciberseguridad, de forma online, primero, y más tarde con una entrevista personal y un examen escrito.

A la vista del lenguaje de los tres se ve que también la ciberseguridad tiene mil campos de actuación. «La seguridad es cosa de todos. Las partes implicadas (ciudadanos, empresas, organismos, etc) deben tomar medidas de acuerdo a su capacidad y nivel de responsabilidad. Así mismo, la colaboración y coordinación entre todos los agentes implicados es fundamental», insiste Asier. Una buena forma de hacer un resumen de lo que queda por delante, que no es poco.

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