LA HORA DEL RETORNO
Dumbphone, el teléfono tonto
La antítesis de los smartphones: no tienen conexión a internet, sólo sirven para realizar y recibir llamadas o para enviar SMS. Uno de cada diez españoles ya ha abandonado el smartphone para empezar a utilizar estos teléfonos
El término dumbphone «hace referencia a un tipo de dispositivo básico, con un nombre relacionado con el concepto de teléfono tonto, para hacer una distinción clara con los smartphones o teléfonos inteligentes, que ofrecen una gama muy amplia de funcionalidades y la posibilidad de instalar distintas aplicaciones», explica Silvia Martínez, profesora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC, y directora del máster universitario de Social Media: Gestión y Estrategia, también de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). La clave de los dumbphones es que únicamente ofrecen funcionalidades básicas, por lo que eliminan de raíz los problemas relacionados con la hiperconectividad, más vinculada al uso de internet, de aplicaciones de mensajería, de redes sociales y de programas de productividad y entorno laboral, como el correo electrónico. «Pueden tener pantalla táctil o a color, pero carecen de esas funcionalidades que nos ayudan a estar más conectados», añade la profesora, quien también es investigadora del grupo GAME.
En este sentido, los dumbphones «se orientan en su marketing a personas mayores que no se han adaptado a los smartphones y prefieren usar un terminal «de los de toda la vida»», explica César Córcoles, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación, y director del máster universitario de Desarrollo de Sitios y Aplicaciones Web de la UOC. Sin embargo, también podrían tener tirón entre padres preocupados, precisamente, por la adicción a las pantallas de sus hijos. «Un segundo mercado que está surgiendo, ahora que se ha extendido un movimiento que quiere alejar a niños y preadolescentes de las pantallas, es el segmento de edad que va de los doce a los dieciséis años, con padres que preferirían aplazar el uso del smartphone hasta los dieciséis, pero que sí quieren que sus hijos tengan un teléfono móvil», añade el profesor, investigador del grupo Technology Enhanced Knowledge and Interaction Group (TEKING).
En esta línea, el propio Gobierno de España, como respuesta al trabajo realizado por un grupo de medio centenar de expertos durante casi un año, ha recomendado que los menores de dieciséis años carezcan de un teléfono inteligente y opten, en todo caso, por un móvil que sirva simplemente para que sus progenitores o tutores legales puedan comunicarse con ellos cuando sea necesario. Además, el grupo de expertos ha recomendado que los dispositivos móviles que se vendan en España incluyan un aviso sobre la «peligrosidad» que pueden presentar en términos de adicción a las pantallas por parte de niños y adolescentes. Asimismo, establece una posible introducción progresiva de las pantallas en niños, en línea con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que sugiere la prohibición total en menores de un año y un uso de máximo una hora al día hasta los cinco años. El Gobierno, además, baraja elevar la edad mínima para registrarse en redes sociales de los catorce años actuales a los dieciséis. Todas estas medidas forman parte de un documento con 107 propuestas para mejorar la relación de los menores con la tecnología, y que caminan en la línea de una «desintoxicación digital» en la que los dumbphones cobran protagonismo.
Reversión: el 12% se sale del smartphone
Es más, el Estudio Generación SPCial sobre hábitos de desconexión digital de los jóvenes españoles, realizado a españoles de entre 18 y 35 años, revela que el 75,5% se ha propuesto utilizar el móvil durante menos tiempo, y que el 56,5% ha considerado hacer una desintoxicación digital. Y es aquí donde ganan puntos los llamados dumbphones, teléfonos móviles que carecen de conexión a internet y, por lo tanto, impiden la instalación de aplicaciones y el uso de redes sociales. De hecho, estos dispositivos apenas pueden ejecutar juegos básicos. Sirven para llamar, recibir llamadas y enviar SMS. La vuelta a los años noventa.
Es difícil calcular cuántos dumbphones se venden en España actualmente, aunque el estudio de SPC recoge que el 12,2 % de los usuarios ya ha cambiado su teléfono inteligente por un «teléfono tonto».