Diario de León

OPEL

De la máquina de coser... al Astra

La andadura de los automóviles Opel arranca en 1899. Un millón de máquinas de coser, casi tres de bicicletas y cincuenta millones de coches contabiliza en su haber la marca fundada en 1862 por Adam Opel en un taller de cerrajería localizado en la ciudad alemana de Rüsselsheim.

Los pioneros de Opel, estética de coche de caballos… a vapor.

Los pioneros de Opel, estética de coche de caballos… a vapor.

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Movilidad asequible. En 1862, Adam Opel utilizaba el taller de cerrajería de su padre para fabricar máquinas de coser y, algunos años más tarde, también para despegar empresarialmente con la producción de velocípedos.

A mediados de 1920, Opel se había convertido ya en el mayor fabricante mundial de bicicletas, a la vez que las motocicletas se unían a la oferta de un fabricante que tampoco se paraba en barras en la diversificación de su oferta: motores de aviación, refrigeradores y maquinaría agrícola poblaban los catálogos de la firma de Rüsselsheim, a cuyos automóviles, lanzados inicialmente en 1899, les cabría el honor de convertirse en la segunda marca alemana más antigua tras la Daimler-Benz.

En el otoño de 1902, Opel presentaba el «coche con patente Lutzmann», animado por un motor de 10/12 CV y que conseguiría gran popularidad en poco tiempo. Escasamente cuatro años después de su lanzamiento, la producción había superado las 100.000 unidades y hacía 1914 Opel se convertía en el mayor fabricante alemán de automóviles labrándose una justa fama como constructor de modelos asequibles y populares, lo que hoy, siglo y medio después, apuntaríamos como «movilidad asequible», filosofía que continúa presente en el ideario de la empresa.

El Doktorwagen de 1906 (el coche del doctor, profusamente utilizado por los galenos de la época) y el Puppchen de 1914 (la muñequita), sentarían las bases del espíritu de Opel en el desarrollo de vehículos robustos y duraderos, amén de asequibles para un amplio espectro de usuarios.

Los años veinte, tan convulsos en ocasiones, encarnarían —y marcarían— el auténtico «ser» de la compañía: el pequeño «Rana-Laubfrosch» de 4/12 CV —apodado así por su color verde— y el «Cohete-Rakete» —motorizado a reacción—, marcarían la trayectoria del primer fabricante germano que utilizaba una línea de montaje automatizada marcando, paralelamente, el inicio de un espectacular programa de ensayos… con cohetes.

En 1928, Fritz Von Opel, al volante de un Opel propulsado por cohetes bate el récord alemán de velocidad en el mítico circuito berlinés de Avus a una velocidad de 238 Km/h., una proeza inimagible para la época, mientras la conquista de los cielos llegaría de la mano del Opel Sander RAK1 que, despegando desde una gran plaza de Francfort, se convertiría en el primer vuelo de un cohete tripulado de la historia, aunque bien es cierto… que muy corto.

Con el comienzo, en 1929, de uno de los tiempos más duros en la historia del automóvil —ya ven… nada nuevo bajo el sol—, cuando millones de personas perderían su empleo en la gran crisis global -¿les suena?- y con la economía como un castillo de naipes a finales de los «felices veinte», Opel reaccionaba tan rápidamente como para encontrar apoyo en un socio tan potente como la General Motors estadounidense.

Así, el fabricante de Rüsselsheim sería capaz de consolidar su posición en un recesivo merado para, en 1935, conseguir elevar su producción anual por encima de las 100.000 unidades con, entre otros productos, el célebre camión «Blitz» (Rayo) producido en la planta de Brandemburgo; aunque la gran revolución en sus catálogos vendría de la mano de un modelo clave en la trayectoria de la marca: el Olympia, primer coche alemán de producción en serie dotado de una carrocería autoportante realizada en acero.

Un año después, la compañía establecería las bases de una trayectoria que contabiliza más de 75 años de historia en el segmento de compactos: el primer Kadett, hoy convertido en Astra.

Así que, en 1936, con una producción superior a las 120.000 unidades anuales, Opel se convertía en el mayor fabricante europeo de automóviles.

Tras la suspensión de la producción civil durante la II Guerra Mundial, Opel reanudaría sus actividades en la época de la reconstrucción alemana, un milagro económico profusamente asociado a productos de la marca: Olympia, Olympia Rekord, Rekord P1 y Kapitän; a la vez que infinidad de hogares equipan su mobiliario con «frigoríficos» de Opel que, en 1962, coincidiendo con el centenario del nacimiento de su fundador, inaugura en Bochum su segunda planta productiva para la fabricación del nuevo Kadett, que continúa manteniendo —como el actual Astra— su condición de santo y seña en los catálogos de la marca.

También nacían en los sesenta icónicas realizaciones capaces de mantener viva la reputación emocional y deportiva de Opel: Commodore, Manta y GT, mientras los altos de gama KAD (Kapitän, Admiral y Diplomat) se sustituían paulatinamente por los Monza y Senator.

Coincidiendo con los diez millones de coches producidos (1971), Georg Von Opel bate el récord de velocidad para coches eléctricos de batería al volante de un Opel GT a 188 Km/h. con lo que, décadas antes -muchas- de ni siquiera pensar en el actual Ampera, el fabricante ya aventuraba el coche eléctrico de autonomía extendida.

La quinta generación del Kadett —con tracción delantera— y la aparición de los Omega y Calibra en los setenta, abrirían al camino a la optimización aerodinámica para, en los ochenta, priorizar el control de emisiones contaminantes, de forma que Opel acabaría convirtiéndose en el primer fabricante alemán en ofrecer una gama completa de modelos dotados de catalizador.

Desde 1989, todos los Opel equipan esta tecnología, aunque el «año clave» sería 1982: Opel entra en el segmento de utilitarios con el benjamín Corsa, con la factoría española de Figueruelas (Zaragoza) como telón de fondo.

La protección contra los impactos laterales y los pretensores en los cinturones de seguridad (1991), la aparición del Frontera -antecesor de los actuales SUV- y la inauguración de otra moderna planta productiva en Eisenach, convierte a Opel en fabricante pionero europeo en la oferta de un económico motor tricilíndrico para una versión del Corsa.

Con el final de los noventa, en 1999, el lanzamiento del Zafira abre la puerta a los monovolúmenes compactos y a los 50 millones de coches en Opel.

El Insignia, en 2008, y la reciente aparición del Zafira Tourer y del Astra GTC, marcan la trayectoria de Opel en el XXI; 150 años después de que Adam Opel, convirtiese la cerrajería paterna… en fabrica mundial de automóviles.

Actualmente, Opel y su filial británica Vauxhall, venden coches en más de 40 países, dan empleo a 40.500 personas en seis países europeos y, sólo en 2010, han vendido más de 1,1 millones de turismos y vehículos comerciales ligeros, logrando un 6,2% de cuota de mercado en Europa.

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