Diario de León

Los «aigas» de Opel

«Tres Grandes»: Kapitän, Admiral y Diplomat. . Para «viajeros con clase»… desde 1964. Opel celebra el quincuagésimo aniversario de los modelos que, allá por lo 60 y 70, definían la clase de lujo en los catálogos de la rama europea de General Motors.

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javier fernández
León

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«KAD». Atesorado por Opel, el acrónimo hacía alusión a una gama que desembarcó en el mercado en marzo de 1964 que, con idénticas formas lineales en tres sus carrocerías, estos vehículos se distinguían por sus potentes motores y su completo equipamiento, muy superior a lo que se estilaba en la época... los «aigas» de Opel.

Cinco años después, los «modelos B» tomarían el relevo introduciendo innovadoras pautas tecnológicas en sus chasis y una estética aún más elegante.

El Kapitän supondría entonces el desembarco de Opel en lo que hoy se conoce como «Segmento Premium»: motor de 6 cilindros en línea y 2.6 litros de cilindrada (100 CV), cambio de 4 velocidades sincronizadas, con la palanca en la columna de dirección y del que, en una suerte de «serie especial» solamente se fabricarían 112 unidades opcionales con motor V6 de 4.6 litros; coetáneo, en las propuestas de Rüsselesheim, de un «raro» Admiral V8 y de un Diplomat A V8 Coupé, que se convertiría en uno de los coches de producción en serie más rápidos de Alemania en 1965.

Con una precio de 25.500 marcos —de los «de entonces»— y firmados por el carrocero Karmann, estas versiones de dos puertas se dirigían, según rezaba la publicidad de la época, a «viajeros con clase». Su velocidad punta alcanzaba los 205 por hora, gracias al motor V8 de 5.4 litros que rendía 230 CV.

Así, en la primavera del 64, Opel reestructuraba su oferta de la clase Premium y, tras un paréntesis de veinte años, volvía a dirigir su mirada a los clientes de sedanes de lujo: Kapitän, Admiral y Diplomat, se convertían así en los «Tres Grandes»; tal como la compañía los apellidaba en su publicidad, y fuertemente inspirados en las pautas estilísticas de la casa matriz americana.

«Nueva visión», los denominaban diseñadores y observadores, en referencia a lo que se consideraba ya como una clara desviación de las anteriores carrocerías ornamentales y barrocas.

Con casi cinco metros de largo (4,95) y 1,90 de ancho, aderezada con el motor de seis cilindros, el Kapitän se convertía en uno de los coches más vendidos en Alemania, mientras el lujoso Admiral continuaba el éxito del modelo homónimo de preguerra y el Diplomat se convertía en el nuevo techo de gama de Opel. Los tres, redondeaban así una completa gama de propuesta: desde el Kadett al Rekord, pasando por el Kapitän (con asiento delantero corrido, 6 plazas) y Admiral (asientos delanteros individuales), hasta llegar al Diplomat que, con el motor V8 de 190 CV, aceleraba de cero a cien en 11,0 segundos y alcanzaba una punta de 200 por hora. El techo de vinilo —muy en boga en la época—, un salpicadero terminado en madera

auténtica y las gruesas alfombrillas, además de las ventanillas eléctricas y los retrovisores exteriores ajustables desde el interior, aportaban un plus de exclusividad; por no hablar de la caja de cambios automática y, algunos años después (1965), la versión V8 Coupé firmada por Karmann.

Hasta el cambio de modelo, en 1969, el Kapitän contabilizó 24.249 unidades, mientras el éxito del Admiral y Admiral V8 se plasmaba en 55.876 unidades y 8.508 del Diplomat.

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