Mercedes-Benz. Capítulos… en su historia
JAVIER FERNÁNDEZ
Historias… ‘Plateadas’. El nutrido catálogo de Mercedes (Daimler-Benz, ya saben) no sólo comporta sugerentes deportivos o lujosas berlinas de alta gama, también los vehículos comerciales tienen un lugar de privilegio en la trayectoria de la compañía: el vehículo empresarial motorizado Daimler de 1899 resulta ser un pionero, todo un precursor de las furgonetas actuales.
El radiador tubular, una técnica de alto rendimiento en su día, ha tenido mucho que ver en la ampliación de la gama de productos Daimler-Motoren-Gesellschaft a partir de 1897.
¿Cuál es su función? Las entradas detrás de la tamizada placa, resultan ser los conductos de aire de un radiador tubular inventado por el pionero de la movilidad Wilhelm Maybach; una innovación que mejoró significativamente la refrigeración del motor y, paralelamente, el rendimiento de los automóviles construidos por Daimler.
Hace 125 años, el radiador tubular se utilizó por primera vez en el modelo Phoenix, patentado —‘protección del modelo de utilidad’— el 24 de diciembre de 1897, el mismo año de lanzamiento de los vehículos comerciales motorizados DMG (Daimler-Motoren-Gesellschaft), diseñados para una carga útil de 500 kilos y propulsados por un motor bicilíndrico de 1.527 centímetros cúbicos y 5,6 CV, capaces de alcanzar 16 por hora de velocidad máxima.
En comparación, la lista de ventas del año 1900 menciona vehículos comerciales con caras útiles de 800 a 3.200 kilos con potencias entre 4 y 8 CV para los motores bicilíndricos, y entre 6 y 12 CV para los de cuatro cilindros.
Las plataformas de los vehículos comerciales se fueron modificando paulatinamente, desde la arquitectura de un carro tirado por caballos a los auténticos vehículos de reparto: en 1897, todavía eran meras furgonetas de reparto, con el motor situado debajo del asiento y una columna de dirección independiente. Un par de años más tarde (1899), el motor ya se ubica encima de eje delantero, protegido por un capó alto y, justo debajo, el radiador tubular con la manivela de arranque en el centro; innovadores detalles que contrastan con el característico diseño tradicional: el conductor sentado en un banco abierto, sin protección alguna contra la intemperie, semejante al lugar que ocupaban los cocheros que repartían mercancías… con carro y caballo; en contraste, el vehículo comercial motorizado presentaba una clara desviación frente al carruaje tirado por caballos: columna de dirección vertical, justo frente al conductor, con volante de madera y la palanca de cambios fuera del vehículo… como la gran bocina para llamar la atención de viandantes y demás vehículos.
El motor transmitía su potencia a las ruedas traseras —con neumáticos de goma— mediante dos ruedas de cadena y sendos rodillos, distinguiéndose así del ‘transportador’ DMG accionado por piñón, construido en 1896 para los camiones. También las ruedas de madera con radios, son mucho más grandes en el eje trasero que en el delantero, montando neumáticos de goma maciza, lo que suponía todo un avance para los vehículos comerciales de finales del siglo XIX, habida cuenta que los camiones a menudo rodaban sobre ruedas metálicas —‘neumáticos de acero’—; Daimler cobraba entonces (1897) entre 350 y 400 marcos adicionales por estas ruedas de goma maciza.
Eso sí, para vehículos con carga útil superior a 1.200 kilos, DMG desaconsejaba las ruedas de caucho: «No se recomiendan neumáticos de caucho para estos vagones más grandes».
Ya en ese año 1897, Daimler consideraba los comerciales como «una especialidad entre los vehículos motorizados», lo que da una idea de la importancia que el fabricante daba a esos modelos, que ha acabado por trasladarse a todas sus furgonetas, desde 1896-97 a las actuales Sprinter, Vito y Citan.