Diario de León
La berlina 403 fue sólo una de las múltiples variantes (familiar, furgoneta, ‘pick-up’) de uno de los «4» más célebres en los años 60. zardón

La berlina 403 fue sólo una de las múltiples variantes (familiar, furgoneta, ‘pick-up’) de uno de los «4» más célebres en los años 60. zardón

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León

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JAVIER FERNÁNDEZ

Nueve décadas… ‘por 4’. Como sus ancestros, el nuevo 408 demuestra —lo sigue haciendo— la inventiva de los equipos estético-técnicos del fabricante: sugestiva silueta fastback, única en el competido segmento de militancia.

Una renovada raza, de aspecto felino y exclusivo porte, que vuelve a poner de manifiesto la sofisticada ingeniería centrada en la eficacia y el placer de conducir.

Así, los diseñadores e ingenieros que firman el 408, siguen recogiendo (atesorado) brillantemente la antorcha encendida a principios del siglo XX por sus predecesores quienes, durante siete generaciones de la «serie 4», nunca han dejado de innovar.

El pionero «serie 4», la berlina 401 (1934-1935), ya sorprendió por su tren delantero de ruedas independientes, a la vez que el 401 Eclipse de 1935, primer coupé-cabriolet producido en serie, marcaba su impronta estética en la historia del automóvil. Aquel pionero entre los techos rígidos ‘plegables’, lo firmaron la empresa carrocera ‘Portout’ y Georges Poulin, padre del mecanismo que permitía activar eléctricamente las capotas; aún más, a diferencia de su hermano de gama Roadster (2 plazas), el Eclipse podía alojar a cuatro ocupantes.

Subiendo peldaños escalonadamente, el 402 (1938-1942) también se recuerda por otro importante avance: agrupar los faros detrás de la barrada parrilla frontal que, además de racionalizar el diseño general del coche, optimizaba una aerodinámica entonces aún en pañales.

El inspector Colombo, célebre por sus insistentes pesquisas, potenció la fama del 403 Cabriolet (1956-1961), una de las diversas variantes que tuvo el catálogo de la familia 403: berlina, familiar, furgoneta y hasta ‘pick-up’, que atesoraron grandes éxitos comerciales.

La ‘belleza latina’ del 404 Coupé (1962-1968), potenció la estrecha colaboración de Pininfarina con Peugeot, entonces en todo su apogeo; mientras la serie especial ‘Le Mans’ del 405 Mi16 rendía culto a la victoria de Peugeot en la míticas ’24 Heures’: el motor 2.0 litros, de 16 válvulas y 160 CV de la versión normal, se ‘vestía’ con tapicería de cuero/Alcántara, asentándolo sobre unas deportivas llantas de aleación (15 pulgadas) con un ampuloso diseño de cinco radios.

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