Diario de León

La memoria reciente yace en el olvido

La corrección política ha echado tierra sobre uno de los instantes decisivos de la Historia de León

LOS QUE NO LO CONSIGUIERON. Manifestación pro-autonomía leonesa, el 4 de mayo de 1984

LOS QUE NO LO CONSIGUIERON. Manifestación pro-autonomía leonesa, el 4 de mayo de 1984

Publicado por
E. Gancedo
León

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Nos tildan de retrógados y trasnochados, víctimas de un nacional-provincianismo o aldeanismo visceral. Si fueran mínimamente coherentes, también tendrían que motejar de nacional-provincianos a cántabros y riojanos por no haberse sumado en su día a la fiesta». Son palabras del profesor de Literatura José Luis Gavilanes Laso, quien, en su tribuna Post Villalar festivo y comunero del 4 de mayo en el Diario, analizaba concienzuda y críticamente el pasado «día de la comunidad».

Una percepción que coincide, por lo menos en lo que respecta a ese punto, con la expresada por la asociación Plataforma Pro Identidad Leonesa, que ha diseccionado tanto las comunicaciones políticas lanzadas desde el gobierno autonómico con motivo de esa celebración como algunas producciones auspiciadas por la Junta y organismos satélite, como el libro La autonomía a través de sus protagonistas , editado por la Fundación Villalar el pasado mes de abril.

El presidente de la citada asociación, el historiador Ricardo Chao, además de echar en falta en esa obra momentos históricos clave, como las manifestaciones pro autonomía de León que finalmente no fueron tenidas en cuenta por las clases dirigentes, ha precisado a este periódico que en el libro «abundan las entrevistas y opiniones en las que casi siempre está presente el tema leonés y/o leonesista. Parece una constante el que, para los autores, leonesismo es igual a UPL, y que las vicisitudes de ese partido político concreto responden a una supuesta decadencia y marginalidad de ese sentimiento, como si ambas cosas fueran un binomio indivisible». «Sin embargo, observando las cosas con la debida distancia -continúa-, todas estas referencias despreciativas al leonesismo, así como la introducción de capciosas preguntas sobre el tema en las entrevistas, aunque en principio pudieran parecer ofensivas, en realidad suponen una clara señal: León y leonesismo, entendido éste en su estricto significado de -amor o apego a las cosas características o típicas de la región leonesa-, escuecen mucho en Valladolid».

 

Campaña por la identidad

Y así, en medios radiofónicos, escritos y audiovisuales de ámbito autonómico, también se unió la falta de seguimiento de la petición de un partido político (respecto a la colocación de banderas con crespones negros en las ventanas) a la desaparición del sentimiento colectivo leonés y a una especie de «triunfo definitivo» de algo tan novedoso y abstracto como la castellano-leonesidad . Algo que está realmente lejos de la realidad sociológica. Los leoneses parece que quieren seguir siendo leoneses -quizá sea lógico-, independientemente del partido que voten.

Conscientes de la dualidad (al menos) identitaria de esta comunidad, inexistente antes de 1984 -el mapa administrativo de España mostraba antes dos regiones distintas, León y Castilla la Vieja-, el gobierno autonómico ha creado una fundación, Villalar, cuyo objetivo declarado es «acrecentar el sentimiento de pertenencia de los castellanos y leoneses a una comunidad autónoma con identidad propia». Pero veamos las cifras que maneja esta entidad, encargada tanto de organizar la fiesta de Villalar como de lanzar otras diversas acciones culturales y sociales: «Aunque en 2005 tenía un presupuesto anual de un millón de euros, desde hace unos años su asignación ha subido a 1,5 millones de euros anuales, es decir, que cada año recibe de las arcas autonómicas nada menos que 250 millones de las antiguas pesetas -recuerda Chao-. Pero que ello no lleve a engaño, porque la Junta subvenciona directamente muchas de sus iniciativas, con lo que es muy difícil conocer el montante exacto de lo que cuesta mantener dicha entidad a los bolsillos de los contribuyentes».

Para la celebración de la pasada «fiesta autonómica», la fundación, además de los gastos habituales (150.000 euros presupuestados en el año 2008, es decir, casi 25 millones de pesetas), lanzó acciones como la del libro citado, donde, a ojos de la Plataforma, se ridiculiza, entierra y minimiza el sentimiento comunitario leonés. Y es que, a preguntas repetitivas como éstas: «¿cómo valora la actitud del alcalde de León, Francisco Fernández, socialista y leonesista?», «¿qué le parece el leonesismo, tiene bases históricas?», «usted es un leonés que vive en Valladolid, ¿cómo juzga el leonesismo?», ni que decir tiene que la mayoría de respuestas escogidas son despreciativas del movimiento, o asimiladas a lo puramente político sin tener en cuenta los aspectos personales, culturales y sociológicos del ser leonés. «La obra, pues, está muy bien para comprobar que nada ha cambiado en cuanto a - identidad regional- desde la publicación en 1982 de Más allá de la vieja memoria. Conversaciones sobre Castilla y León : sigue siendo evidente que, sencillamente, no existe, a pesar de los millones dilapidados por la Junta para convencernos de lo contrario. Por cierto, cabe preguntarse cuántos miles de euros ha supuesto la publicación de La autonomía a través de sus protagonistas », resume Chao.

No obstante, éste es un modo de proceder, el de la Junta, que se repite constantemente en el resto de autonomías para justificar sus límites. En obras editadas al amparo de los gobiernos regionales de Cantabria y La Rioja (antes de 1983, provincias de Santander y Logroño), rara vez se menciona su antigua pertenencia a Castilla la Vieja, haciendo hincapié en lo que puede peculiarizarlas en lo geográfico, lo histórico u otros aspectos.

LOS QUE SÍ LO CONSIGUIERON. Izquierda, vista del primer "Día de la Rioja", celebrado el 8 de octubre de 1978. La bandera había sido diseñada por un grupo de estudiantes en un Colegio Mayor. Derecha, petición autonomista en Santander durante la manifestación del 1.º de Mayo, 1979.

(DIARIO "LA RIOJA"/PABLO HOJAS)

Desde La Rioja

«Yo personalmente creo que León tenía muchos más argumentos que, por ejemplo, La Rioja, para ser autonomía -dice un veterano periodista logroñés que vivió con intensidad el proceso-. Aquí no se tenía ninguna identidad diferente, lo que pasó fue que los políticos se pusieron de acuerdo y convencieron a la gente de que, si nos uníamos a esa macrorregión, íbamos a ser el culo de Castilla y León». «Sí es verdad que al principio hubo voces, sobre todo entre el socialismo, que pedían la creación de una comunidad triple, País Vasco-Navarra-La Rioja (los vascos siempre nos han considerado su huerta), cada una autonóma, pero finalmente hubo consenso entre los políticos y algunas asociaciones culturales y el tiempo les dio la razón: hoy hemos alcanzado unas cotas de prosperidad inimagibles», asegura. Pequeños grupos de estudiantes, agrupaciones folclóricas y culturales fueron básicas a la hora de crear unos símbolos y una conciencia que al principio se veían con distancia y casi escepticismo. Por ejemplo, la bandera cuatricolor fue diseñada por unos estudiantes de la zona en un Colegio Mayor.

No obstante, a pesar de esa fijación de todas las comunidades por afianzar su cohesión, ninguna, tan sólo Castilla y León, ha decidido crear una fundación específica, dotada con muchos caudales públicos, para convencer a sus habitantes de que comparten una identidad. Los leoneses pagan dinero, pues, para que los convenzan de que son castellano y leoneses .

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