Diario de León

Cien días con el iPad

El mini-ordenador de Apple convence a los usuarios que buscan nuevas maneras de leer y navegar por las páginas de la Red

Publicado por
Delia Rodríguez
León

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La industria sospecha que Steve Jobs, padre del ingenio, ha vuelto a repetir el truco que tan bien le salió en 2001 con el iPod: crear una nueva categoría de producto y un multimillonario ecosistema de pago a su alrededor. De momento, tras 100 días en su compañía, puedo juzgarlo con cierta distancia, como a uno de esos políticos recién nombrados de los que se espera demasiado. Así han sido mis 100 días con el Obama de los «gadgets».

Día 0 Ilusión

Es uno de los últimos días de abril y me llama mi amigo Eduardo. Está en Nueva York y ha logrado comprarme el iPad que le había encargado. No ha sido fácil porque tres semanas después del lanzamiento estadounidense, rebosan viajeros que se llevan bajo el brazo los iPads como quien vuelve de Logroño con unas botellas de vino. Oficialmente, todavía tardará un mes en venderse en nuestro país.

Día 1 Flirteo

Recojo el iPad, que mi amigo ha acompañado sabiamente de dos accesorios, una toallita para limpiar la superficie de las marcas de los dedos y una funda negra oficial. En las manos resulta manejable y aunque pesa demasiado para llevarlo siempre en el bolso parece ideal para viajar. Mi modelo es el más sencillo de los seis existentes -de 64 Gb y con conexión wifi-, y en España cuesta 488 euros. Es un capricho caro.

Día 2 Odio

Al encenderlo aparece la primera decepción. Sólo funciona si antes se conecta a un ordenador con el programa iTunes actualizado; además, necesita un número de tarjeta de crédito o una tarjeta prepago de Apple. Aprendo rápido la sutil lección: es una máquina pensada para gastar dinero y además no sirve como ordenador principal de un hogar sino como un accesorio en el que descargar contenidos.

Día 3 Enamoramiento

Consigo encenderlo. Es emocionante: la pantalla y la interfaz táctil son espectaculares y sencillas. Se navega mucho mejor que en un ordenador. Primero, porque tu postura es mucho más cómoda al liberarte de la silla. Hasta los portátiles parecen de pronto máquinas engorrosas al lado del iPad. El segundo motivo es que navegar con él es muy físico: «tocas» literalmente Internet, dando pellizcos para ampliar y reducir o golpeando para entrar, lo que enseguida resulta más natural que usar un ratón o un teclado. Los textos y las fotos se ven con más calidad que en ninguno de ellos.

Día 4 Decepción

Los vídeos también se ven de maravilla-¦ si es que se ven. Me he encontrado con uno de los defectos más graves del iPad: debido a una guerra entre empresas, no soporta la tecnología Flash de Adobe, por lo que páginas completas aparecen en blanco.

Día 5 Adoración

Sacar de casa un iPad es como pasear un cachorrito. Todo el mundo pregunta por él. Siento que poseo un aparato lujoso y futurista. Es más veloz que mi sobremesa y su batería dura varios días de verdad, no como la de los móviles.

1397124194 Día 6 Pasión

Me acostumbro al teclado virtual (cómodo para textos cortos, infernal para los largos). Casi todo hay que descargarlo de la tienda online. Instalo y desinstalo de forma febril programas de todo tipo.

Día 7 Rencor

Intento hacer cosas «normales» como abrir un documento y escribir en él, bajarme un archivo y guardarlo o introducir en él un capítulo de una serie. No se puede. Hay que instalar aplicaciones «serias» y buscar trucos no siempre fáciles. Es casi obligatorio pagar 8 euros por Pages (el Word de Apple), Keynote (su PowerPoint) y Numbers (su Excel). He gastado más en los programas informáticos en una semana que en los últimos años. Tampoco se pueden usar varios programas a la vez.

Día 15 Amor incondicional

Instalo un lector de RSS, bajo algún pdf voluminoso, investigo las aplicaciones de los medios de comunicación y descargo un par de libros de las aplicaciones de iBooks, la librería online de Apple, y de Amazon. Descubro por fin que la lectura va a ser el uso que le voy a dar al iPad. Es la máquina perfecta para leer. Cansa más que las pantallas de tinta electrónica pero es insuperable para los contenidos que no son literatura y que conforman nuestras lecturas cotidianas: artículos, PDF's, informes, blogs, feeds de RSS.

Día 30 Rutina

El iPad ya está plenamente incorporado a mi rutina. Desayuno leyendo el correo electrónico o lo ojeo en el sofá. Ha conseguido hacerse un espacio en lugares y momentos donde no usaba un ordenador.

Día 45 Dudas

Pienso en venderlo. ¡Estoy todo el día con él!. Por la tarde ya me he autoconvencido de que el pobre iPad no tiene la culpa y que lo que debo hacer es abandonar el Facebook. Fracaso, pero decido que me lo quedo.

Día 75 Idilio

Lo llevo de viaje. No quiero volver a montar en tren o en avión sin él. Me sigue desesperando la ausencia de Flash o que solo se pueda hacer una cosa a la vez, pero me compensa. Es un aparato pasivo, mejor para recibir contenidos que para producirlos.

Día 100 Cariño

Me encargan este artículo. Sé que -"como casi todos los productos de Apple-" será mucho mejor dentro de unos años. No vale para todo, ni para todos. Pero lo que hace bien lo hace mejor que nadie. Nuestro amor ha madurado.

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