Hace trescientos millones de años...
Helechos y sigilarias herederos del Carbonífero
El Bierzo era lo más parecido a un bosque tropical y húmedo. Con muchas plantas y pocos animales. La etapa del Carbonífero, dentro de la Era Palezoica, es el momento geológico en el que se forma el carbón. Sus grandes extensiones de bosques quedaron sucesivamente sepultadas y dieron origen al carbón.
La Fundación Ciudad de la Energía va a desarrollar, dentro del Parque Museo, una instalación a modo de Jardín Botánico interior, para la recreación de un Bosque del periodo Carbonífero, para explicar conceptos ligados a la energía y del proceso de formación del carbón. «Es una metáfora porque se ubica, además, en los terrenos que ocupó la montaña de carbón en Ponferrada», señala Esther Aparicio.
Sobre una parcela de 2.000 metros cuadrados se construirá un invernadero de 1.000 metros cuadrados para dar cabida a plantas exóticas herederas de los bosques de Calamites, Lepidondendron y Sigillaria que dieron lugar a los yacimientos de carbón en Europa y Norteamérica.
El clima húmedo y cálido de una Península situada en el ecuador del planeta por aquel entonces dio lugar a la explosión del mundo vegetal: musgos, helechos gigantes y otros tipos de plantas cubrieron la tierra emergida, a la vez que artrópodos, anfibios y reptiles comenzaban a colonizar los continentes. El Bosque del Carbonífero se recreará con especies vegetales que aún existen. El resto de «supervivientes» de la flora carbonífera o han desaparecido o sus representantes son de pequeño tamaño, por lo cual se incluirán réplicas significativas, entremezcladas con la flora viva: reproducciones de troncos de Sigilarias y Lepidodendros se entremezclan así con ejemplares vivos de impresionantes helechos arbóreos, equisetos y musgos.
Todo ello inmerso en la atmósfera cálida y húmeda de un pantano, donde se encontrarán réplicas naturalizadas de ejemplares de la fauna acuática y terrestre que habitaban este escenario: insectos gigantes, anfibios, reptiles, trilobites, peces acorazados. Se van a incluir especies vivas de libélulas y anfibios.
El bosque contará además con otro invernadero en Tremor de Arriba para aclimatar las plantas procedentes de Nueva Zelanda, Tasmania y Ecuador, entre otros lugares. Su objetivo es más ambicioso: desarrollar proyectos de investigación para «convertirnos en proveedores de otros museos», que requerirá una logística muy importante con distribuidores internacionales.