Libia: las agendas de cada cual

Aunque hablaba de otra cosa -nada menos que del primer gran intento constitucional en España-, Alfonso X, el Sabio, dejó dicho que «lo que a todos atañe debe ser aprobado por todos», un bendito consejo para responsables políticos. Y Libia es un marco en el que aplicarlo a las filas de la coalición es imperativa. Apenas ayer el gran trío de estados del esfuerzo en curso ha podido alcanzar un acuerdo sobre la crucial cuestión del mando y el futuro de la operación.

Washington, París y Londres, viejos aliados en la larga guerra fría, se esfuerzan en superar diferencias y malentendidos. Ha transcurrido una semana desde que aviones franceses -coincidiendo milagrosamente con las palabras de Sarkozy a los reunidos en la cumbre de París del sábado pasado- lanzaron las primeras bombas sobre blancos libios. La coalición era un hecho ese día, 36 horas después de la aprobación por el Consejo de Seguridad de la resolución 1973 que avaló el recurso a medios militares para parar a Muamar Gadafi, pero la calidad, peso, voluntad y hasta el número de sus miembros siguen siendo imprecisos. Y hay explicaciones para eso, como para su conducta posterior, siempre relacionadas con los intereses de cada uno y su ubicación regional, lo que se llama ahora la agenda de cada cual. Lo relevante a día de hoy es la prisa con que los norteamericanos ceden la iniciativa militar y adoptan un perfil bajo, bajísimo se diría, por razones diversas, incluyendo las presupuestarias, en días de austeridad, las políticas -temor de ver a los Estados Unidos percibidos como de nuevo invasores en un país musulmán-, la falta de una genuina voluntad de proceder como se ha hecho con la oposición apenas disimulada del Pentágono y consideraciones domésticas abiertamente pre-electorales.

Y, entre tanto, sobre el terreno, se da una especie de punto muerto que podría ser roto si funciona el anuncio importante del ministro francés Alain Juppé, de que Francia, lo mismo que fue la primera en la acción militar, será la pionera en presentar «pronto» una iniciativa política a los factores libios ahora en pugna.