Diario de León
Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Salvo sorpresa mayúscula las elecciones legislativas de hoyen Turquía no solo darán una gran mayoría al AKP (islamista moderado), sino que podrían revestir una dimensión en cierto modo histórica, de creer una extendida hipótesis -”en principio sesgada y políticamente motivada-” según la cual los islamistas aplicarían un plan oculto para fomentar un cambio constitucional en su favor: un régimen presidencialista para que el primer ministro y jefe del partido, Recep Tayyip Erdogan, se convierta en jefe del Estado (ahora lo es su fiel socio Abdalá Gül) con nuevas y extendidas atribuciones. Algunos ven ya un régimen autoritario con un inspirado líder en su cúspide y un partido-Estado que convertiría al presidente en una especie de dictador civil legal. Este diseño, descrito por el AKP como directamente calumnioso, es el que parecía latir en el insólito artículo de The Economist de la semana pasada que, tras recordar los éxitos políticos y económicos del gobierno, describía a Erdogan como un hombre de tendencias autoritarias y pedía abiertamente el voto para el primer grupo de la oposición.

Turquía es un país de la Otan y un aliado militar de los Estados Unidos, que dota a sus ejércitos y no puede olvidar su hoja de servicios en la larga confrontación con la vecina Unión Soviética. Todavía hoy el país puede recordar que, con Bélgica y Alemania, es el único de la Alianza que almacena armas nucleares tácticas norteamericanas. Y su cooperación en Afganistán es cuantiosa y nada problemática. Pero algo sucede : Ankara aplica activamente su creciente grado de autonomía diplomática, con un criterio propio que no coincide necesariamente con Washington y se mueve en lo que se ha dado en llamar neo-otomanismo, regionalmente atractivo. Y comete dos pecados vistos como capitales en Washington: tiene una activa relación con Irán y ha rebajado la relación con Israel hasta extremos cercanos a la ruptura.

tracking