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El movimiento del Big Ben

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Agencias
León

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La famosa Torre del Reloj del Palacio de Westminster acusa una inclinación hacia el noroeste de 0,26 grados. La oscilación es apenas perceptible para la vista y mucho menor que los 5 puntos registrados por la Torre de Pisa. Pero el desajuste respecto a su verticalidad original mide ya medio metro en la parte más alta del edificio, en torno a la esfera del reloj

Su torre, con 96 metros de altitud, se erige majestuosa sobre la capital británica desde 1859 y alberga la Gran Campana de Londres, conocida como Big Ben, que le da nombre.

La inclinación del Big Ben se constató en el último estudio técnico, efectuado el pasado octubre. El informe desveló que la oscilación se había acelerado desde la revisión anterior, en el año 2003, aunque no acertó a descubrir las causas definitivas del defecto ni si la torre sigue inclinndose a un ritmo constante año tras año. Lo que sí tienen claro los expertos es que «habrán de pasar entre 4.000 y 10.000 años para que la inclinación se convierta en un problema», según explica Mike McCann, guardián del reloj.

Una solución

Los diputados han decidido no esperar tantos milenios para buscar una solución que prevenga la crisis. La Comisión de la Cámara de los Comunes, encargada de la gestión del Palacio de Westminster y responsable de su mítico reloj, abordó la cuestión en una sesión convocada esta misma semana. Los seis diputados, incluido el presidente de los Comunes, aprobaron la formación de un grupo de expertos para que estudie la envergadura del defecto y aporte posibles remedios.

El nuevo grupo estará integrado por oficiales que conocen la estructura y cientos de recovecos de este edificio neogótico del siglo XIX. La actual sede parlamentaria se construyó tras el incendio de 1834 que arrasó el palacio original dejando únicamente en pie el gran hall central. Las obras de la Torre del Reloj concluyeron en 1858. «El edificio completo necesita ser restaurado. La última renovación profunda se hizo en la década de los años cuarenta del siglo pasado», explica el portavoz de la Comisión.

La restauración será un proyecto a largo plazo. «Los expertos disponen de un año para presentar un plan de obras que se prologarán entre 10 y 15 años. Pero en ningún momento se está pensando en vender el edificio ni en buscar sedes alternativas a las Cámaras de los Lores y los Comunes», asegura la misma fuente.

El portavoz desmentía así rumores propagados durante los últimos días en la prensa británica sobre un traslado, temporal o definitivo, del centro del poder legislativo de Reino Unido

«No hay motivo de alarma ni urgencia para acometer las obras», insiste el portavoz. Varios factores han podido contribuir a la inclinación de la torre. En los últimos años se ha ampliado la superficie del aparcamiento utilizado por los diputados con varios niveles bajo el mismo edifico.

La extensión de una línea de metro obligó también a abrir túneles en torno a la estación de Westminster. McCann incluso piensa que el defecto deriva del suelo de arcilla donde descansa la torre junto al Támesis: «ha podido secarse y causar el movimiento».

Además del Big Ben, el propio Palacio de Westminster, construido en el siglo XIX y sede del Parlamento británico, sufre deterioros y agrietamientos en su fachada.

«Cuando comencé a trabajar en la construcción del aparcamiento era obvio que ya se inclinaba. Lo sabemos desde hace años y lo más probable es que se iniciase en una etapa muy temprana porque no hay grietas en el revestimiento del edificio», subrayó el profesor del Imperial College de Londres John Burland, encargado de supervisar las obras del aparcamiento. Para Burland, lo más probable es que la inclinación se iniciase durante el propio proceso de construcción de la torre, antes de que se fijase su revestimiento.

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