Diario de León

La musa de Hitchcock

TRes décadas sin Grace Kelly

su distinción y su belleza incomparable hicieron de la actriz estadounidense y princesa de Mónaco una auténtica leyenda del siglo XX

Arriba, Grace Kelly con el principe Alberto en sus brazos, debajo Grace y Rainiero con sus tres hijos, a la derecha Grace Kelly acompañando a Carolina y Alberto al colegio y a la izquierda, Kelly y Rainiero en un acto en Nueva York.

Arriba, Grace Kelly con el principe Alberto en sus brazos, debajo Grace y Rainiero con sus tres hijos, a la derecha Grace Kelly acompañando a Carolina y Alberto al colegio y a la izquierda, Kelly y Rainiero en un acto en Nueva York.

Publicado por
Ricardo Albillos
León

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Fue la musa del maestro del suspense, el director de cine Alfred Hitchcock, y encandiló a los habitantes de un pequeño principado mediterráneo al contraer matrimonio con el príncipe Rainiero III de Mónaco. Sin embargo, el infortunio hizo que Grace Kelly falleciera el 14 de septiembre de 1982 en un accidente de tráfico.

No sólo fue una cara bonita. «Fue una mujer fuerte y luchadora. Inicialmente podía parecer algo tímida, pero, cuando la conocías, te dabas cuenta de que era cercana, cálida y muy sensual. No se daba aires de nada, era divertida e irónica, muy inteligente y tenía una belleza incomparable», contó el escritor Donald Spoto, autor de una biografía de la actriz y princesa, ‘Grace Kelly’ (2011).

Nacida en 1929 en Filadelfia (EE.UU), en el seno de una familia de irlandeses, católicos romanos y demócratas, su padre fue remero olímpico y su madre, profesora de educación física. Grace Kelly fue la tercera de cuatro hermanos y la segunda chica, y siempre prefirió la cultura, en especial la literatura y de la danza, al deporte.

Antes de llegar a Hollywood, su belleza sedujo al príncipe Alí Khan –quien luego se casaría con Rita Hayworth- y al Sha de Persia, que le pidió matrimonio y fue rechazado porque Kelly en aquel entonces sólo deseaba ser la reina de la pantalla. «Grace siempre fue una mujer decidida. Luchó por sus sueños y jamás aceptó imposiciones», analizó Spoto.

A los 22 años y después de formarse como modelo y en escenarios teatrales, alcanzó el éxito con Sólo ante el peligro (1952), al lado de Gary Cooper, a quien sedujo cuando el actor contaba con 50 años. Más tarde, durante el rodaje de Mogambo (1953), también enamoraría a Clark Gable.

Ganó un Óscar a la mejor actriz protagonista en 1954 por La angustia de vivir , donde dio vida a la esposa de un alcohólico (Bing Crosby), y trabajó en Fuego verde (1954), de Andrew Marton.

Fue una de las «rubias», la primera, con las que Alfred Hitchcock enloqueció. Por ejemplo, en La ventana indiscreta (1954), cuando Lisa (Kelly) se insinúa a un lisiado Jeff (James Stewart), aparece rodeada de un halo mágico, etéreo, deslumbrante. También rodó con el director británico Crimen perfecto (1954) y Atrapa un ladrón (1955).

«Hitchcock pronto la consideró su actriz predilecta. Escuchaba siempre sus sugerencias, la respetaba y la admiraba. Permitía que Grace hiciera cambios en su vestuario, cosa que no aceptaba de ningún otro actor. Trabajaron brillantemente juntos, y su relación de amistad duró hasta su muerte», reflexionó Spoto.

Sin embargo, después de Atrapa a un ladrón , la actriz no volvería a trabajar con el director de Psicosis , que siempre alabó de ella saber transmitir la simbiosis entre un trato glaciar y los brotes más cálidos en la intimidad.

En 1955, Kelly acudió al Festival de Cine de Cannes y allí conoció a Rainiero de Mónaco, quien comenzó a cortejarla y la visitó en Estados Unidos, mientras ella rodaba las que serían sus dos últimas películas: El cisne (1956), en la que interpretaba a una princesa, en un paradójico anticipo de su vida futura, y Alta sociedad (1956) .

La boda del siglo

Se casó con el príncipe Rainiero de Mónaco en 1956 y puso fin a su carrera cinematográfica. «Hitchcock siempre tuvo la esperanza de que volvería; de hecho, cuando comenzó el rodaje de Marnie, la ladrona , le ofreció sin éxito el papel protagonista. Pero, aunque Grace siempre echó de menos su vida en Estados Unidos, no volvió», manifestó su biógrafo, Donald Spoto.

Del matrimonio con Rainiero de Mónaco, nacieron tres hijos, Carolina, Alberto y Estefanía.

La sofisticación de Grace Kelly, su elegancia, vino muy bien para que creciera en el mundo la fama del principado de Mónaco.

La hasta entonces actriz fue el paradigma de refinamiento y el buen gusto para las revistas de estilo y moda de aquel entonces, además de musa de firmas como Givenchy —que diseñó su vestuario para su encuentro con la familia Kennedy en 1961—o como portadora del Kelly, bolso de Hermès que tomó el nombre de la que fuera musa de Hitchcock.

Como gran anfitriona, en Mónaco se dedicó a diferentes actividades benéfico-sociales y viajó por todo el mundo en representación de su nuevo país.

El 14 de septiembre de 1982, Gracia de Mónaco, con 52 años, murió en un dramático accidente de coche en Mónaco, cuando iba conduciendo por la sinuosa carretera que lleva a Montecarlo, la misma en la que décadas atrás había rodado Atrapa a un ladrón , junto a Cary Grant.

Viajaba junto a su hija menor, Estefanía, quien no sufrió graves daños. Fue enterrada en la Catedral de San Nicolás de Mónaco en 1982.

Treinta años después de la muerte de Grace Kelly, su sombra sigue proyectándose alargada sobre sus descendientes. En julio del 2011, las comparaciones resultaron odiosas cuando la sudafricana Charlene Wittstock se casó con el príncipe Alberto II de Mónaco.

Como Kelly, la campeona olímpica de natación también acaparó todos los focos dirigidos al principado, pero desde el principio quiso dejar claro que no deseaba fuese considerada una simple copia de su predecesora: «No se puede comparar a dos personas», ha afirmado Wittstock en múltiples entrevistas.

Y es que el «estilo Grace Kelly» siempre será algo irrepetible.

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