Diario de León

Un mundo de ilusión plagado de detalles

Esther Barrio y David Álvarez, junto al belén de clicks de Castrocalbón.

Esther Barrio y David Álvarez, junto al belén de clicks de Castrocalbón.

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León

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Los clicks forman un mundo entrañable y por eso han conseguido legiones de seguidores que coleccionan, además de muñecos, todo tipo de complementos. Gracias a esto pueden hacer dioramas con estas pequeñas piezas recreando acciones de todo tipo gracias a su amplio catálogo, que no deja de crecer.

Quienes coleccionan conocen bien los detalles de estos entrañables muñecos de 7,5 centímetros de altura, uno de sus pocas características que aún no ha cambiado. Hay clicks, clickas (mujeres) —también llamados clacks y clicks—, niños y niñas. Sus precios varían y van desde los 2 o 3 euros de una caja con un sólo muñeco o de los sobres de ‘figures’ hasta las cajas de castillo, o casas victorianas, que pueden llegar a costar hasta 200 euros. Esto si las cajas están todavía en edición, si no, el precio sube mucho más.

El click ha cambiado bastante desde que la compañía alemana Playmobil comenzase a fabricarlo en 1974. «Antes eran mucho más simples, todos los pelos eran iguales, las manos fijas, sin estampados en la ropa y todos la misma forma», explica Esther Barrio.

En todos estos años, el único cambio en el movimiento de los muñecos es que ahora sus manos giran. Además, ahora hay una infinidad de pelos tanto de clicka como de click, el cuerpo tiene formas (por ejemplo ahora existe una chica embarazada. las chicas tienen pechos y formas) y la ropa viene estampada.

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