Diario de León

carmen gómez gonzález

Mucho más que cien años

¿Su mejor hazaña? haber cumplido los 108 años. le falla la memoria, pero su aspecto es inmejorable. «porque dios quiere»

bruno moreno

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León

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Me conservo bien porque Dios lo quiere». Así explica Carmen Gómez cómo ha llegado a cumplir 108 años. Esa es su gran hazaña. Eso y que los ha cumplido con un aspecto que ya quisieran muchos. «Cuando me llame Dios, que me lleve», explica mientras asegura que ella ‘aquí’ no se quiere quedar.

Su padre era de Potes y su madre de Salamón, cerca de Riaño. En la villa cántabra nació Carmen y vivió hasta que se trasladó con su familia a León con tan solo tres años. Aquí se casó y aquí vive desde hace 45 años, cuando se jubiló su difunto marido, después de viajar con su esposo y sus tres hijos por varios puntos de España. Su esposo, Albertino López Recio —con quien se casó el 30 de noviembre de 1929—, era secretario de Ayuntamiento y con él y sus hijos (dos chicas y un chico) pasó temporadas en Extremadura, Galicia y algunos pueblos de León como Valderrey antes de establecerse en la ciudad definitivamente.

Ahora vive con su hija Leticia y su hermana Purificación, quince años menor que ella. Pasa las horas en su butaca junto a la ventana, tranquilamente. Hace casi cuatro años que no sale de casa —«Hay mucha gente por la calle y hay personas que me conocen y yo no recuerdo quiénes son; eso me da mucha rabia», justifica—. Dedica su tiempo a leer y sobre su mesita descansa El club de los viernes, al que dedica ahora su atención. ¿Sus libros favoritos? «Los que no tengan palabrotas». Pero, salvo ese requisito, lee de todo: «históricos, biografías, de acertijos y hasta de chistes», matiza su hija Leticia, quien asegura que Carmen siempre ha sido una mujer seria y con no demasiado sentido del humor.

Esta cántabra afincada en León tiene una salud de hierro, aunque anda justa de memoria. No recuerda apenas nada de su infancia ni de su juventud, pero sabe que tiene ocho nietos y nueve biznietos. «Dejo bastante descendencia», señala.

A simple vista, nadie diría que Carmen tiene 108 años. En todo este tiempo, casi nunca ha estado enferma, «una vez me rompí una pierna», recuerda. También tuvo una angina de pecho hace años y se queda pensativa cuando se le pregunta por cómo se siente. «Qué es lo que me duele, Leti?», le pregunta a su hija.

Tiene su rutina. Se levanta escuchando Radio María y no se pierde La ruleta de la fortuna por la mañana y Pasapalabra por la tarde. No le gusta la política ni los programas de debate. Tampoco el pescado —«lo como, pero de mala gana», dice—. Pero hay una cosa que le encanta: «Tengo la churrería aquí abajo y me gusta mucho comer churros».

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