Diario de León

agustina fernández

LA VIDENTE de toda la vida

Impone las manos, lee las cartas, hace magia blanca... agustina es la vidente más conocida de león. lleva muchos años con su consulta abierta

bruno moreno

bruno moreno

Ponferrada

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Lo ha sido de siempre, desde que con cuatro años ayudaba a una hermana de su padre en La Bañeza que era curandera y vidente. Apañaban plantas medicinales en las orillas de las viñas, que ya casi no quedan, para curar enfermedades. Agustina, de profesión vidente, echa las cartas, impone las manos... Todo León la conoce. Al menos, aquí lleva toda la vida.

Agustina asegura que hay familias que han ido a su consulta siempre. Abuelos, padres y ahora los hijos. «Hasta tres generaciones. Me dicen: Agustina, no queremos perderte». Recibe en su casa, en el barrio de San Claudio. Su consulta está siempre abierta, aunque la crisis también se nota. «La gente no está tan boyante. Y qué les dices, si no tienen trabajo», se lamenta.

Agustina se casó con un capitán del Ejército del Aire que era piloto. Conoció África y vivió en Turín (Italia), donde pudo estudiar ciencias ocultas, «lo que a mí me gustaba». Durante años fue famosa en programas de radio y televisión locales. Habrá más videntes y echadoras de cartas, pero Agustina es Agustina. Así se ha anunciado siempre. Su consulta es fácil de localizar, antes por el boca a boca y en anuncios; ahora por Internet. Sólo hay que poner Agustina, León y vidente.

Asegura que por su consulta ha pasado todo tipo de gente. Ricos, pobres, enfermos... Unos en busca de saber algo sobre su futuro, otros para combatir dolencias, incluso políticos. «Claro que vienen», dice, aunque prefiere no dar nombres.

Recuerda «miles de casos». Hasta una mujer que no podía quedarse embarazada y se quedó. «Todavía me llama gente para felicitarme», asegura.

Agustina denuncia la competencia desleal que hay en el sector de los videntes. En su día se dio de alta con una línea 806, pero lo dejó «porque vi que había mucha trampa y mucha mentira». «Se puede ganar dinero, pero si tienes escrúpulos no lo puedes tener», asegura. Y advierte: «Yo sólo quiero hacer el bien a la gente»

¿Y dónde está la fuerza para ser vidente? es la gran pregunta: «Hay que saber lo que se hace y prepararse para ello. A veces, cuando acabo el trabajo, me quedo como si me hubieran dado una paliza. No hay que tener miedos, porque en tu mente te encuentras con obstáculos buenos y malos. Y lo malo va a quedar siempre dentro de ti».

¿Y hasta cuándo? «Hasta que Dios me dé fuerzas. Soy creyente, católica. Lo dejaré el día que Dios me lleve».

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